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Thursday, April 1, 2010

Las diversas caras de la Pascua


Las diversas caras de la Pascua

La pequeña aldea griega se oscurece cuando las luces de la iglesia se apagan repentinamente. Permanecen apagadas hasta la medianoche, cuando un sacerdote ortodoxo emerge de la oscuridad con una vela encendida en la mano. “Acérquense —insta—, y reciban luz de la luz inextinguible y glorifiquen a Cristo, que ha sido levantado de entre los muertos.” Los fieles se aprietan en torno al sacerdote a fin de encender sus velas con la llama de la vela que este porta y llevárselas encendidas a casa. La aldea rebosa de júbilo. Ha dado comienzo la Pascua.
DE TODAS las festividades de la cristiandad, no hay otra más importante que la fiesta primaveral de la Pascua. En lenguas de origen anglosajón, esta fiesta es conocida por Easter. Pero, prescindiendo del nombre que reciba, esta es una fiesta querida por muchos. El arzobispo anglicano de Australia, John Grindrod, ha llamado la Pascua “el centro de la fe cristiana y el eje en torno al cual gira toda la civilización que nos rodea”.

En la ciudad antigua de Jerusalén se ha dado comienzo a una serie de procesiones. El viernes santo miles de feligreses reconstruyen las últimas pisadas de Jesús. Una mujer anda el penoso recorrido, de unos 800 metros, sobre las rodillas. Más tarde, los peregrinos visitan el santo sepulcro: la tumba donde, según la tradición, se colocó a Jesús. Mujeres vestidas de negro ungen la piedra sepulcral con aceite, lloran sobre ella y la besan. Pero no todo es paz en esta ciudad cuyo nombre significa “doble posesión de paz”. Hay un millar de policías a cargo de mantener el orden.
La Pascua tiene caras diferentes en diversos lugares de la Tierra. Para muchas personas, la Pascua es una ocasión intensamente solemne, es tiempo de oración, asistencia a misa y peregrinación a los lugares santos.

Para algunos filipinos, la Semana Santa (conocida por Mahal na Araw) es una época para infligirse castigo. Aunque la iglesia desaprueba la práctica, hay quienes, queriendo hacer expiación pública por sus pecados, continúan con la práctica de flagelarse. Algunas mujeres peregrinan a diversos santuarios y limpian las imágenes de Cristo con un pañuelo. Luego se aplican el pañuelo sobre el cuerpo para curarse alguna afección.
En Guatemala, un indio quiché ora arrodillado ante algunas mazorcas de maíz. El maíz es el alimento básico de este pueblo, y para los indios quiché, la celebración de los ritos tradicionales en honor a la fertilidad coincide con la Semana Santa de la Pascua. Su esperanza es que la Pascua le traiga una cosecha abundante.

En la ciudad del Vaticano, cerca de un cuarto de millón de personas atestan la plaza de San Pedro para ver y escuchar al papa presidir una misa al aire libre. Con las campanadas del mediodía, el papa aparece en el balcón de la basílica desde donde dirige su mensaje anual de Pascua: una denuncia de la violación de los derechos humanos y de la carrera armamentista.

En una tranquila colina sudafricana llamada Moria, tiene lugar una concentración que empequeñece la del Vaticano. Allí se han congregado más de un millón de miembros de la Iglesia Cristiana Sionista (una iglesia independiente compuesta de personas de la raza negra). Esta concentración ha sido llamada “posiblemente la mayor asamblea de feligreses celebrada en la cristiandad”.
No obstante, en muchos países la Pascua representa ¡comida, alegría y diversión!

En los Estados Unidos y en Alemania, los niños se van a la cama entusiasmados con la esperanza de ver, siquiera por un momento, la llegada del conejo de la Pascua. Por la mañana irán en busca de los hermosos huevos coloreados que el misterioso conejito supuestamente ha dejado. También es muy popular en los Estados Unidos la famosa rodadura de huevos de Pascua desde la colina de la Casa Blanca, acto que tiene lugar el lunes de Pascua. Miles de niños echan a rodar pendiente abajo sus huevos de Pascua por el hermoso césped que adorna la residencia presidencial. Con este acto se pretende representar la rodadura de la piedra que cerraba la tumba de Cristo. Pero a los niños esto no les preocupa. Lo que a ellos les interesa es echar a rodar los huevos de Pascua pendiente abajo, con lo que pasan un rato muy divertido.

En otros países, la Pascua tiene otra cara: una época de actividades basadas en la superstición.
En Finlandia, la víspera de la Pascua es la noche en que los granjeros están a la caza de los gnomos... unas criaturas parecidas a brujas que cometen todo tipo de vandalismo contra su ganado y sus propiedades. De hecho, se opina que estos supuestos gnomos son mujeres ancianas que, llevadas por la envidia, encuentran un malicioso placer en causar infortunio a vecinos prósperos. La semana de la Pascua es la ocasión idónea para ejercer su vandalismo. Los finlandeses que creen en esta superstición también creen que tanto el viernes santo como la víspera de la Pascua son días en que abundan los malos espíritus.

A las parejas austriacas se les dice que durante la Pascua el agua corriente tiene una bendición especial. En consecuencia, ellos guardan de esta agua para su día de boda. Antes de partir hacia la iglesia, ambos se rocían con un poco de esta agua. Confían en que esto traerá buena suerte a su matrimonio.
Cuando suenan las campanas de la mañana de Pascua, los padres filipinos agarran a sus hijos por la cabeza y los levantan del suelo. Creen que así sus hijos crecerán altos.
Como puede verse, la Pascua significa cosas muy diferentes para la gente. El director de una fábrica sudafricana de chocolate dijo: “La Pascua es una ocasión para ganar más dinero”. (Durante la temporada de Pascua de 1985, ¡esta empresa produjo más de cinco millones de huevos de dulce!) Hasta los comerciantes judíos, musulmanes e hindúes se suben al “tren” de la Pascua. Un comerciante hindú que vive en África del Sur explicó: “Los musulmanes y los hindúes no creen en Jesús, sin embargo, promueven la Pascua y venden panecillos en forma de cruz y huevos de Pascua”. De hecho, otro comerciante hindú admitió: “Los musulmanes y los hindúes también compran los huevos de Pascua”.
Últimamente, la Pascua hasta ha tomado un cariz político, convirtiéndose en una oportunidad para promover protestas políticas.

Los brasileños han hallado una nueva víctima pascual con la cual meterse. Tiempo atrás, se hacían efigies de Judas Iscariote, el traidor de Cristo, y las aporreaban, pero ahora los jóvenes aporrean efigies de muñecos a quienes designan con el nombre “Sr. Inflación”.

Aunque parezca increíble, todas estas variadas costumbres, tradiciones y prácticas se hacen con la idea de servir a un propósito común: glorificar al resucitado Cristo Jesús. Pero ¿lo glorifican? Y, después de todo, ¿de dónde se originan esas costumbres?


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