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Sunday, September 5, 2010

El sermón del monte 1º parte


El Sermón
del
Monte

(Serie de Artículos de La Atalaya del 15 de Jun 78 a 1 Jun de 79)


El Sermón
del
Monte

(Serie de Artículos de La Atalaya del 15 de Jun 78 a 1 Jun de 79)

(Compilado por Jorge Bernal)

El Sermón del Monte




 Sus antecedentes y marco de circunstancias
EL Sermón del Monte es el más famoso sermón que se ha predicado. Frases de él se hallan en el corazón y en los labios de centenares de millones de personas por toda la Tierra. ¿Tiene este discurso de Jesucristo, que se presentó hace casi 2.000 años, un mensaje para la gente de hoy?
Bueno, ¿se está esforzando todavía la gente por hallar felicidad? ¿Necesitan todavía los seres humanos principios rectos como guía para saber comportarse unos con otros? ¿Hay hoy día personas que deseen saber lo que Dios requiere en el sentido de adoración aceptable?
Los individuos que desean información verídica sobre estos asuntos abundan más que nunca. Puesto que éstas son las mismísimas cosas que se consideraron en el Sermón del Monte, el sermón está tan al día en el siglo veinte como lo estuvo cuando se pronunció. Por lo tanto, será provechoso para nosotros examinar lo que Jesús dijo en ese famoso sermón.
Pero antes de que hagamos eso, demos un vistazo a los antecedentes y el marco de circunstancias de este gran discurso.
Dos relatos armoniosos
Parece que el Sermón del Monte se presenta en dos relatos del Evangelio. (Mateo, capítulos 5-7; Lucas 6:20-49) El relato del sermón por Lucas equivale en tamaño a una cuarta parte del tamaño del relato que da Mateo. Solo cinco versículos y medio de la presentación de Lucas no aparecen en la de Mateo. Cuando los dos relatos corren paralelos, a menudo difieren considerablemente en cuanto a fraseología. ¿Debería hacer esto que surgieran dudas en cuanto a la autenticidad del sermón según aparece en nuestras Biblias?
Tocante a una objeción que surge del hecho de que Lucas omite grandes porciones del sermón según aparece en Mateo, A. T. Robertson escribe en A Harmony of the Gospels for Students of the Life of Christ(Una armonía de los Evangelios para estudiantes de la vida de Cristo): “Esto deja fuera de consideración a las varias porciones grandes del mismo asunto que Lucas ha colocado en otras partes, o que Jesús repitió en otras ocasiones ([compare] Mat. 6:9-13 con Luc. 11:2-4; Mat. 6:25-34 con Luc. 12:22-31). A menudo Jesús repitió sus dichos en otras ocasiones como lo hacen y deberían hacer todos los maestros. . . . Tampoco debe sorprendernos el que Lucas, escribiendo por lo general para todos los cristianos, omita porciones grandes de a principios del sermón que eran especialmente para judíos (vea Mat. 5:17-27; 6:1-18).” Luego agrega Robertson:
“Además, para contrarrestar estas variaciones, que pueden ser explicadas, se debe recordar que los dos discursos principian del mismo modo y terminan del mismo modo, que tienen una similitud general en el orden de las diferentes partes, y que muestran una semejanza general y a menudo absoluta identidad de expresión.”
¿Cuándo y en qué ubicación?
¿Cuándo, durante su ministerio terrestre, presentó este sermón el Hijo de Dios? Las Escrituras informan que Jesús interrumpió su primera gira de Galilea para observar “una fiesta de los judíos” (probablemente la Pascua de 31 E.C.) en Jerusalén. (Juan 4:46-5:1) Lucas relata que Jesús, después de regresar a Galilea, fue reprendido por los fariseos por haber sanado en el día de descanso a un hombre que tenía una mano seca. (Luc. 6:6-11) Poco después de eso él “salió a la montaña a orar, y pasó toda la noche en oración a Dios. Mas cuando se hizo de día llamó a sí a sus discípulos y escogió doce de entre ellos, a los cuales también dio el nombre de apóstoles.”—Luc. 6:12, 13.
Después de esto, Jesús “bajó con ellos y se estacionó en un lugar llano, y había una grande muchedumbre de sus discípulos, y una grande multitud del pueblo de toda Judea y de Jerusalén y del país marítimo de Tiro y Sidón, que vinieron a oírle y a ser sanados de sus dolencias. Hasta los que eran molestados de espíritus inmundos fueron curados. Y toda la muchedumbre procuraba tocarle, porque salía poder de él y sanaba a todos. Y alzó los ojos sobre sus discípulos” y pronunció el Sermón del Monte.—Luc. 6:17-20.
Por lo tanto, el Sermón del Monte se dio poco después de haber escogido Jesús a sus 12 apóstoles. Esto evidentemente fue en 31 E.C., aproximadamente a la mitad de su ministerio terrestre que duró tres años y medio. Aunque “una grande multitud del pueblo” de toda Palestina oyó el sermón, el registro bíblico indica que Jesús habló principalmente para provecho de sus discípulos.—Mat. 5:1, 2; Luc. 6:17, 20.
¿En qué sitio pronunció Jesús su discurso? Ha habido muchas conjeturas acerca de esto. Algunos han sugerido una montaña alta en Galilea, como el monte Tabor. Otros favorecen un sitio que se llamaba “los cuernos de Hattin,” que está entre el monte Tabor y Capernaum. Sin embargo, las Escrituras no especifican el sitio exacto del Sermón del Monte. Tocante a esto, A Dictionary of the Bible (Un diccionario de la Biblia), que editó James Hastings, indica lo siguiente:
“El Sermón se dio en Galilea, escena del ministerio principal de Jesús. (cf. Mat. 423-25, Luc. 617). Si hay una indicación en Mat. 85, Luc. 71 de que el lugar del acontecimiento fue cerca de Capernaum, ni siquiera se podría definir entonces el sitio exacto. . . . La montaña a la que se alude en Mat. 51, 81; Luc. 612 no se nombra y no se puede identificar. Sin embargo, podemos suponer que la escena del Sermón fue en la región al oeste del lago, no muy lejos de la costa densamente poblada.”
El método de enseñar de Jesús
¿Ha notado usted cómo el método de enseñanza que se encuentra en el Sermón del Monte es diferente de la manera en que los intelectuales mundanos suministran instrucción? La misma obra de consulta de Hastings dice del método de enseñar de Jesús:
“Al enseñar a las multitudes, en sus sinagogas, en los caminos, en la playa y en las faldas de las montañas de Galilea, puso Sus verdades religiosas y principios éticos en dichos populares concretos, contrastando de muchas maneras sencillas Su ideal de vida con las nociones y prácticas convencionales e ilustrando Su enseñanza con las ocupaciones, experiencias y ambiente comunes de Sus oyentes. Enteramente libre del escolasticismo y el intelectualismo, . . . no enseñaba estos temas a la manera de las escuelas antiguas ni modernas. Ponía Sus ideas de tal manera que Su conocimiento se hiciera universal. Hablaba con una simplicidad, discernimiento y fervor que atraía a todos los oyentes serios.”
¿Cuán familiarizado está usted con las verdades que contiene el Sermón del Monte? Usted probablemente esté familiarizado con algunas de sus máximas, como la Oración Modelo, o el “padrenuestro,” y la declaración que ha llegado a conocerse como la “regla áurea,” en que Jesús dijo: “Por lo tanto, todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera tienen que hacérselas a ellos.” (Mat. 6:9-13; 7:12) Pero ¿qué hay del resto de la presentación de Jesús? ¿Le gustaría considerarla en más detalles?
En números futuros de La Atalaya se proveerá una serie de artículos en los cuales se abarcará la consideración de todo el Sermón del Monte. ¿Por qué no prepararse para obtener pleno beneficio de este material por medio de leer cuidadosamente todo el sermón ahora mismo o tan pronto como pueda? Léalo cuidadosamente. Medite en lo que Jesús dijo. Le será una experiencia deleitable hacer eso.


Las tres primeras “felicidades”
JESÚS abrió su Sermón del Monte con una serie de nueve declaraciones que describen a las personas que son verdaderamente felices. En la primera de estas “felicidades,” Jesús dijo: “Felices son los que estánconscientes de su necesidad espiritual, puesto que a ellos pertenece el reino de los cielos.”—Mat. 5:3, NM;Versión Popular.
“Los que están conscientes de su necesidad espiritual” son, según el griego literal de Mateo, personas “pobres [en cuanto] al espíritu.” El relato paralelo de Lucas informa que Jesús dijo: “Felices son ustedes, los pobres, porque de ustedes es el reino de Dios.” (Luc. 6:20) Jesús señaló que una razón importante para su venida como Mesías era “declarar buenas nuevas a los pobres.” (Luc. 4:18) Esto no indica ningún mérito especial en ser pobre o que los pobres tengan automáticamente el favor de Dios. Pero los que siguieron a Jesús, personas a quienes se había dado la esperanza de participar en las bendiciones del reino de Dios, fueron principalmente sacados de entre la gente pobre o común. (1 Cor. 1:26-29; Sant. 2:5) Estas personas oprimidas se reconocían como pobres “en cuanto al espíritu” (espiritualmente) también. En vez de sucumbir a la amargura debido a las circunstancias exteriores, llegaron a estar “conscientes de su necesidad espiritual,” más cabalmente al tanto del hecho de que dependían de Dios.
En contraste, Jesús declaró: “Mas ay de ustedes los ricos, porque ya disfrutan de su consolación completa.”(Luc. 6:24) Muchas veces la riqueza material embota el sentido de necesidad espiritual. Un ejemplo de esto se puede ver en las palabras de reprensión de Jesús a ciertos cristianos de Laodicea, Asia Menor: “Dices: ‘Soy rico y he adquirido riquezas y no necesito absolutamente nada,’ mas no sabes [es decir, no estás consciente de que espiritualmente] eres desdichado y lastimoso y pobre y ciego y desnudo.”—Rev. 3:17.
La razón por la cual deben sentirse felices los que están conscientes de su necesidad espiritual es que “aellos pertenece el reino de los cielos.” Ellos aceptaron a Jesús como el Mesías, y esto les presentó oportunidades de gobernar con él en el reino celestial de Dios por medio de Cristo. (Luc. 22:30; Juan 14:1-4) ¡Cómo debió haber alentado el corazón de la humilde “gente común” aprender que podían estar encaminados hacia el reino de Dios, mientras que las personas ricas y bien educadas que confiaban en su riqueza y que consideraban a la gente común como ‘maldita’ no lo estaban! (Juan 7:49) Por supuesto, personas acaudaladas pudieran manifestar el mismo espíritu de humildad y aprecio espiritual que les haría obtener felicidad también.—1 Tim. 6:17-19; Sant. 1:9, 10.

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