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Monday, January 17, 2011

CAÍN (Algo Producido).


El primer niño nacido en la Tierra de la pareja humana original, Adán y Eva.
Después del nacimiento de Caín, Eva dijo: “He producido un hombre con la ayuda de Jehová”. (Gé 4:1.)

¿Significaban estas palabras que Eva pensaba que podía ser la mujer predicha que produciría la descendencia por medio de la que vendría la liberación? (Gé 3:15.) Si ese fue el caso, estaba muy equivocada. Sin embargo, tenía razón para decir que Caín había sido producido “con la ayuda de Jehová” porque Dios no les había retirado la facultad de reproducción y porque, cuando la juzgó, le dijo que ‘daría a luz hijos’, aunque con dolores de parto. (Gé 3:16.)

Caín se hizo cultivador del suelo, y “al cabo de algún tiempo”, tanto él como Abel, su hermano más joven, le presentaron ofrendas a Jehová, pues sintieron la necesidad de ganarse el favor divino. Sin embargo, Dios “no miraba con ningún favor” la ofrenda de Caín, compuesta de “algunos frutos del suelo”. (Gé 4:2-5; compárese con Nú 16:15; Am 5:22.) Aunque se ha señalado que el registro no especifica que la ofrenda de Caín fuese de los frutos más selectos, mientras que sí dice que la de Abel era de los “primogénitos de su rebaño, aun sus trozos grasos”, el problema no radicaba en la calidad de los productos que Caín ofreció. Más bien, como se registra en Hebreos 11:4, la ofrenda de Caín carecía de la motivación de la fe, que fue lo que hizo aceptable el sacrificio de Abel. El que Dios no viera la ofrenda de Caín con favor pudo haberse debido también a que era incruenta, mientras que la de Abel representaba una vida derramada.

No se especifica cómo se hizo la distinción entre la ofrenda aprobada y la que no lo era, pero debió ser evidente tanto para Caín como para Abel. Jehová, que lee el corazón del hombre (1Sa 16:7; Sl 139:1-6), conocía la actitud incorrecta de Caín, que se manifestó con claridad una vez fue rechazado su sacrificio.

Entonces empezó a mostrar abiertamente las “obras de la carne”, entre ellas, ‘enemistades, contiendas, celos y arrebatos de cólera’. (Gál 5:19, 20.) Jehová mostró a este hombre resentido que podía ensalzarse si sencillamente se dirigía a hacer lo bueno. Pudo haberse humillado y haber imitado el ejemplo aprobado de su hermano, pero prefirió pasar por alto el consejo divino de lograr dominar el deseo pecaminoso que ‘estaba agazapado a la entrada’ deseando con vehemencia someterle. (Gé 4:6, 7; compárese con Snt 1:14, 15.) Este proceder irrespetuoso fue la “senda de Caín”. (Jud 11.)

Más tarde, Caín le dijo a su hermano: “Vamos allá al campo”. (Gé 4:8.) (Aunque estas palabras no figuran en el texto masorético, varios manuscritos hebreos tienen en este punto el signo de omisión, y sí se encuentran en el Pentateuco Samaritano, la Versión de los Setenta, la Versión Peshitta siriaca y algunos textos latinos antiguos.) Caín atacó a Abel en el campo y lo mató, de modo que llegó a ser el primer asesino humano.

Como tal, se podía decir que “se originó del inicuo”, el “padre” de los homicidas y de la mentira. (1Jn 3:12; Jn 8:44.) La respuesta endurecida de Caín a la pregunta de Jehová de dónde estaba Abel fue otra prueba de su actitud; no fue esta una expresión de arrepentimiento ni remordimiento, sino más bien una réplica mentirosa: “No sé. ¿Soy yo el guardián de mi hermano?”. (Gé 4:9.)

La sentencia de destierro del suelo que Dios impuso a Caín significó su expulsión de las cercanías del jardín de Edén, y la maldición que ya existía sobre la tierra se incrementaría en su caso, de tal modo que la tierra no respondería a su cultivo. Caín se lamentó por la severidad de su castigo y expresó su inquietud ante la posibilidad de que se vengase el asesinato de Abel, pero ni aun entonces manifestó arrepentimiento sincero.

Jehová “estableció una señal para Caín” con el fin de evitar que lo matasen, aunque no se dice si esta señal o marca estaba de alguna manera sobre su persona. La “señal” probablemente era el mismo decreto solemne de Dios, que los demás conocían y respetaban. (Gé 4:10-15; compárese con el vs. 24, donde Lamec se refiere a este decreto.)

Caín fue desterrado a “la tierra de la Condición de Fugitivo, al este de Edén”, y se llevó consigo a su esposa, una hija de Adán y Eva de quien no se dice el nombre. (Gé 4:16, 17; compárese con 5:4, también con el ejemplo posterior del matrimonio de Abrahán con su media hermana Sara, Gé 20:12.) Después del nacimiento de su hijo Enoc, Caín “se ocupó en edificar una ciudad”, a la que llamó por el nombre de su hijo.

Es posible que tal ciudad solo haya sido un pueblo fortificado, según los conceptos actuales, y no se dice cuándo se terminó. El registro bíblico menciona a parte de los descendientes de Caín, algunos de los cuales se distinguieron por la cría nómada de ganado, tocar instrumentos musicales y el forjado de herramientas de metal, así como por practicar la poligamia y por su violencia. (Gé 4:17-24.) La línea de Caín terminó con el diluvio global del día de Noé.

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