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Thursday, April 28, 2011

¿Es el cristianismo un fracaso?

El punto de vista bíblico
 


 

UN TERCIO de la población mundial afirma ser cristiana. Sin embargo, el mundo aparece ante nosotros con más divisiones políticas y más violencia que nunca. ¿En dónde radicará el problema? ¿En las doctrinas de Cristo, o en la manera como suelen aplicarse?
 

Este artículo examina las enseñanzas y el ejemplo de Jesús, así como una opinión que, pese a estar muy extendida entre quienes dicen ser sus discípulos, es una clara negación del auténtico cristianismo.
 

Cristianismo desvirtuado
 

Unos cuatro siglos después de la muerte de Cristo, el Imperio romano dio un trato preferencial a una religión que en realidad no era más que cristianismo desvirtuado. Sus miembros dejaron de ser marginados y en algunos casos pasaron a ocupar posiciones clave en la política y la sociedad romanas. Ante este cambio, 

Agustín de Hipona y otros dirigentes eclesiásticos comenzaron a enseñar que ya había llegado el anhelado Reino de Dios. Señalaron que la influencia política y religiosa que les acababan de conceder constituía el instrumento por el cual se haría la voluntad de Dios en la Tierra. De ahí que dieran gran relevancia a las gestiones del hombre para gobernar el mundo.
 

En vista de lo anterior, no es de extrañar que muchos piensen que los cristianos deben intervenir en la arena política. Y la mayoría cree que en ocasiones esto exige dejar ciertas creencias en segundo plano y dar prioridad a los deseos de la sociedad donde viven. Así, millones de personas respaldan de dientes para afuera las enseñanzas de Cristo sobre el amor y la paz, y, sin embargo, apoyan guerras atroces. Por igual razón, muchas iglesias exhortan a orar por el Reino de Dios, pero sin retirar su adhesión a líderes tiránicos.
 

La religión que sigue la mayoría de quienes afirman ser cristianos es una falsificación de la que fundó Jesús. Este cristianismo corrompido es todo un fracaso, un fracaso que resulta evidente por la indiferencia a los principios bíblicos que reina en toda la cristiandad.
 

¿Qué enseñó Jesús en realidad?
 

Hay quien se sorprende al leer el siguiente comentario de Cristo que establece la norma por la que se regirían sus discípulos: “Ellos no son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo” (Juan 17:15, 16). ¿Por qué recomendó Jesús esa postura? Dejemos que nos responda su discípulo amado, el apóstol Juan: “El mundo entero yace en el poder del inicuo”, Satanás (1 Juan 5:19).
 

Por este motivo, Cristo indicó que el medio para implantar la justicia y la paz en este mundo será un gobierno celestial, el Reino de Dios, y no alguna institución del hombre (Mateo 6:10). No manifestó la más mínima intención de modificar la estructura social de su época y se negó de plano a aceptar cargos políticos (Juan 6:15). Además, rechazó el empleo de la violencia para solucionar conflictos (Mateo 26:50-53; Juan 18:36). 

Por otro lado, no redactó ninguna constitución o código civil de leyes, ni tampoco adoptó una posición política ante los asuntos del momento. Por ejemplo, no fue un activista que defendiera los derechos de los esclavos, ni se implicó en la lucha de los judíos contra Roma.
 

Pero esto no quiere decir que Jesús no se interesara por la gente y sus problemas. Por el contrario, habló mucho acerca de la responsabilidad individual hacia el prójimo. Recalcó la necesidad de ser honrados en el pago de los impuestos y de obedecer a las autoridades legítimas (Mateo 22:17-21). Expuso formas de interesarse por el bienestar de los necesitados, respetar la dignidad ajena y ser compasivos, perdonadores y misericordiosos (Mateo, capítulos 5-7). Y como es bien sabido, el amor a Dios y al prójimo ocupó siempre el centro de sus enseñanzas (Marcos 12:30, 31).
 

El verdadero cristianismo en la actualidad
 

Entonces, ¿cómo tendrían que actuar los verdaderos seguidores de Cristo? Del mismo modo que él. Obedecerían con cuidado las leyes de su país, pero mantendrían estricta neutralidad política (Juan 12:47, 48). 

Aunque se los sometiera a grandes presiones, no estarían dispuestos a violar sus principios cristianos (1 Pedro 2:21-23). Al mismo tiempo, no se limitarían a ser observadores pasivos, pues, al igual que Jesús, se interesarían activamente en los demás (Marcos 6:34). Por ello, se desvivirían por ayudarles a comprender y aplicar las doctrinas de Cristo para que fueran más felices en la vida (Juan 13:17).
 

Y así es como actúan los testigos de Jehová. Procuran imitar a Cristo en la sociedad moderna. Aunque viven en paz y cumplen las leyes, no son parte del mundo. Al igual que Jesús, se niegan a participar en los frecuentes conflictos violentos y luchas políticas de la actualidad. Cifran su esperanza en el Reino de Dios como solución de los problemas mundiales. El verdadero cristianismo les permite vivir felices y mantener la armonía unos con otros (Juan 13:34, 35). Ciertamente, no es ningún fracaso.
 

¿SE HA PREGUNTADO...
 

▪ ... si debe el cristiano intervenir en la política? (Juan 6:15.)
 

▪ ... si Jesús aconsejó el empleo de la violencia para solucionar conflictos? (Mateo 26:50-53.)
 

▪ ... qué distingue a los cristianos verdaderos? (Juan 13:34, 35.)

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