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Wednesday, May 25, 2011

Sirvamos a los demás como “mayordomos de la bondad inmerecida de Dios”


 

“En amor fraternal ténganse tierno cariño unos a otros. En cuanto a mostrarse honra unos a otros, lleven la delantera.” (ROM. 12:10)
 

VEZ tras vez, la Palabra de Dios nos asegura que Jehová vendrá en nuestro auxilio cuando nos sintamos descorazonados. Observemos, por ejemplo, estas consoladoras palabras: “Jehová está sosteniendo a todos los que van cayendo, y está levantando a todos los que están encorvados”. “Está sanando a los quebrantados de corazón, y está vendando sus partes doloridas.” (Sal. 145:14; 147:3.) 

Nuestro Padre celestial nos dice: “Yo, Jehová tu Dios, tengo agarrada tu [mano derecha], Aquel que te dice: ‘No tengas miedo. Yo mismo ciertamente te ayudaré’” (Isa. 41:13).
 

 Pero si Jehová mora en los cielos, ¿cómo puede agarrarnos de la mano y levantarnos cuando nos sentimos agobiados? Lo hace apoyándonos de diversas formas. Por ejemplo, nos da espíritu santo para que tengamos “el poder que es más allá de lo normal” (2 Cor. 4:7; Juan 14:16, 17). 

También nos da fuerzas mediante su Palabra inspirada, la Biblia (Heb. 4:12). Y hay una manera más en la que Jehová nos fortalece. ¿Cuál es? Analicemos la primera carta del apóstol Pedro para encontrar la respuesta.

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