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Tuesday, July 19, 2011

La parábola del trigo y la mala hierba



 

 Leamos la parábola: “El reino de los cielos ha llegado a ser semejante a un hombre que sembró semilla excelente en su campo. Mientras los hombres dormían, vino el enemigo de él y sobresembró mala hierba entre el trigo, y se fue. Cuando el tallo brotó y produjo fruto, entonces apareció también la mala hierba. De modo que los esclavos del amo de casa vinieron y le dijeron: ‘Amo, ¿no sembraste semilla excelente en tu campo? Entonces, ¿cómo sucede que tiene mala hierba?’. Él les dijo: ‘Un enemigo, un hombre, hizo esto’. Ellos le dijeron: ‘¿Quieres, pues, que vayamos y la juntemos?’. Él dijo: ‘No; no sea que por casualidad, al juntar la mala hierba, desarraiguen el trigo junto con ella. Dejen que ambos crezcan juntos hasta la siega; y en la época de la siega diré a los segadores: Junten primero la mala hierba y átenla en haces para quemarla; entonces pónganse a recoger el trigo en mi granero’” (Mat. 13:24-30).
 

 ¿Quién siembra la semilla excelente? Jesús mismo dio la respuesta en la explicación que ofreció más tarde a sus discípulos: “El sembrador de la semilla excelente es el Hijo del hombre” (Mat. 13:37). Durante los tres años y medio que duró su ministerio, el “Hijo del hombre” —el propio Jesús— estuvo preparando el terreno (Mat. 8:20; 25:31; 26:64). En el Pentecostés del año 33 empezó a sembrar la semilla excelente, o sea, “los hijos del reino”. ¿De qué manera? Todo indica que, actuando en representación del Padre, inició la siembra al derramar espíritu santo sobre los primeros discípulos para ungirlos como hijos de Dios (Hech. 2:33). Y luego la semilla se iría desarrollando hasta convertirse en trigo maduro. De modo que el objetivo final de esta siembra era reunir al número completo de cristianos que serían coherederos y reyes con Cristo en su Reino.
 

 ¿Quién es el enemigo? Jesús señala que “es el Diablo”. ¿Y a quiénes representa la mala hierba? A “los hijos del inicuo” (Mat. 13:25, 38, 39). Al hablar de mala hierba, Jesús seguramente estaba pensando en la cizaña, una planta venenosa que, en sus etapas iniciales, se parece mucho al trigo. Esta es una comparación muy acertada, pues hay quienes dicen ser hijos del Reino, pero solo son cristianos en apariencia y no dan buen fruto. En realidad, estos hipócritas forman parte de la “semilla” o “descendencia” de Satanás (Gén. 3:15; La Biblia griega. Septuaginta).
 

 ¿En qué momento aparecieron estos cristianos representados por la mala hierba? “Mientras los hombres dormían”, contesta Jesús (Mat. 13:25). ¿Y cuándo ocurrió esto? Pues bien, el apóstol Pablo dijo lo siguiente a los ancianos de Éfeso: “Sé que después de mi partida entrarán entre ustedes lobos opresivos y no tratarán al rebaño con ternura, y de entre ustedes mismos se levantarán varones y hablarán cosas aviesas para arrastrar a los discípulos tras de sí” (Hech. 20:29, 30). Luego les advirtió a aquellos ancianos que se mantuvieran despiertos espiritualmente. Sin embargo, al irse “durmiendo” los apóstoles —es decir, al ir muriendo estos hombres que servían de “restricción” contra la apostasía—, muchos cristianos también se durmieron, pero en sentido espiritual (léase 2 Tesalonicenses 2:3, 6-8). Así dio comienzo la gran apostasía.
 

 Jesús no dijo que el trigo se convertiría en mala hierba, sino que la mala hierba se sembraría entre el trigo. Por consiguiente, esta parábola no se refiere a cristianos verdaderos que se apartarían de la verdad. Más bien, subraya los esfuerzos que haría Satanás por corromper a la congregación cristiana introduciendo en su seno gente malvada. De hecho, poco antes de la muerte de Juan, el último apóstol, ya eran muy numerosos los maestros que enseñaban doctrinas apóstatas (2 Ped. 2:1-3; 1 Juan 2:18).

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