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Thursday, July 14, 2011

Nuestro tesoro en vasos de barro



 

“Tenemos este tesoro en vasos de barro, para que el poder que es más allá de lo normal sea de Dios y no el que procede de nosotros.” (2 CORINTIOS 4:7.)
 

JESÚS experimentó personalmente las flaquezas de la especie humana mientras Jehová lo moldeaba aquí en la Tierra. ¡Cuánto debería animarnos su ejemplo de integridad! El apóstol nos dice: “De hecho, ustedes fueron llamados a este curso, porque hasta Cristo sufrió por ustedes, dejándoles dechado para que sigan sus pasos con sumo cuidado y atención” (1 Pedro 2:21). 

Al permitir que Dios lo moldeara, Jesús triunfó sobre el mundo. También dio el valor necesario a sus apóstoles para que resultaran vencedores (Hechos 4:13, 31; 9:27, 28; 14:3; 19:8). 

Y cuánto ánimo les dio en la conclusión de su último discurso: “Les he dicho estas cosas para que por medio de mí tengan paz. En el mundo están experimentando tribulación, pero ¡cobren ánimo!, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).
 

 De igual modo, después de contrastar la ceguera que produce “el dios de este sistema de cosas” con “la iluminación de las gloriosas buenas nuevas”, el apóstol Pablo dijo de nuestro preciado ministerio: “Tenemos este tesoro en vasos de barro, para que el poder que es más allá de lo normal sea de Dios y no el que procede de nosotros. 

Se nos oprime de toda manera, mas no se nos aprieta de tal modo que no podamos movernos; nos hallamos perplejos, pero no absolutamente sin salida; se nos persigue, pero no se nos deja sin ayuda; se nos derriba, pero no se nos destruye” (2 Corintios 4:4, 7-9). 

Aunque somos frágiles “vasos de barro”, Dios nos ha moldeado mediante su espíritu de tal manera que podemos vencer completamente al mundo de Satanás (Romanos 8:35-39; 1 Corintios 15:57).

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