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Saturday, December 31, 2011

¿Es posible amar a un enemigo?


 

Jesucristo dijo: “Continúen amando a sus enemigos y orando por los que los persiguen; para que demuestren ser hijos de su Padre que está en los cielos, ya que él hace salir su sol sobre inicuos y buenos y hace llover sobre justos e injustos” (Mateo 5:44, 45).
 

¿CREE usted que la religión fomenta el amor y la paz, o el odio y la violencia? Muchos dirían que fomenta esto último, sobre todo cuando se inmiscuye en la política, el nacionalismo o los conflictos étnicos. Sin embargo, como dijo Jesús, los verdaderos hijos de Dios reflejan el amor de su Padre celestial, incluso al tratar con sus enemigos.
 

Otro siervo de Dios dijo lo siguiente: “Si tu enemigo tiene hambre, aliméntalo; si tiene sed, dale algo de beber [...]. No te dejes vencer por el mal, sino sigue venciendo el mal con el bien” (Romanos 12:20, 21). Pero ¿de veras es posible que haya tal amor en este mundo dividido? Los testigos de Jehová están seguros de que sí es posible. Para empezar, analicemos el ejemplo de Jesús y sus primeros discípulos.
 

                             Amaron a sus enemigos
 

A muchos les encantaba escuchar las enseñanzas de Jesús, pero a otros los cegaba la ignorancia, y por eso lo rechazaron (Juan 7:12, 13; Hechos 2:36-38; 3:15, 17). No obstante, Jesús siguió dando a conocer el mensaje de salvación, incluso a sus opositores (Marcos 12:13-34). ¿Por qué lo hizo? Porque sabía que algunos tal vez cambiarían su conducta, reconocerían que él era el Mesías y aceptarían las verdades de la Palabra de Dios (Juan 7:1, 37-46; 17:17).
 

Incluso la noche en que unos hombres armados lo arrestaron injustamente, Jesús probó que amaba a sus enemigos, pues cuando Pedro hirió a uno de sus captores, Jesús lo curó. En esa ocasión, Jesús declaró un importante principio que siempre han tomado a pecho sus discípulos verdaderos: “Todos los que toman la espada perecerán por la espada” (Mateo 26:48-52; Juan 18:10, 11). Unos treinta años más tarde, Pedro escribió: “Cristo sufrió por ustedes, dejándoles dechado para que sigan sus pasos con sumo cuidado y atención. [...] Cuando estaba sufriendo, no se puso a amenazar, sino que siguió encomendándose [a Dios]” (1 Pedro 2:21, 23). Es obvio que Pedro había aprendido que los verdaderos seguidores de Cristo actúan motivados por el amor, no por la venganza (Mateo 5:9).
 

Quienes siguen los pasos de Jesús “con sumo cuidado y atención” reflejan su amor y amabilidad, y promueven a diario la paz y la reconciliación. Por eso, 2 Timoteo 2:24 nos recuerda: “El esclavo del Señor no tiene necesidad de pelear, sino de ser amable para con todos, [...] manteniéndose reprimido bajo lo malo”.
 

                          Embajadores pacíficos de Cristo
 

El apóstol Pablo escribió lo siguiente a sus hermanos en la fe: “Somos, por lo tanto, embajadores en sustitución de Cristo [...]. Como sustitutos por Cristo rogamos: ‘Reconcíliense con Dios’” (2 Corintios 5:20). Un embajador no se inmiscuye en los asuntos políticos ni militares del país donde se encuentra, sino que permanece neutral. Su trabajo es representar y defender los intereses de su propio gobierno.
 

Jesús, quien ahora es Rey del Reino celestial, también tiene embajadores y enviados que apoyan su gobierno declarando pacíficamente las buenas nuevas (Mateo 24:14; Juan 18:36). Por eso, Pablo escribió a sus compañeros cristianos: “No guerreamos según lo que somos en la carne. Porque las armas de nuestro guerrear no son carnales, sino poderosas por Dios para derrumbar [...] razonamientos y toda cosa encumbrada que se levanta contra el conocimiento de Dios” (2 Corintios 10:3-5; Efesios 6:13-20).
 

Cuando Pablo escribió estas palabras, los cristianos eran blanco de persecución en muchos lugares. Aunque la verdad es que ellos podrían haber tomado represalias, decidieron seguir amando a sus enemigos y hablando del mensaje de reconciliación. Cierta obra de consulta señala: “Los primeros seguidores de Jesús no apoyaban las guerras ni prestaban servicio militar”, pues reconocían que tales acciones “no eran compatibles con la ética del amor que enseñó Jesús y con el mandato de que amaran a sus enemigos” (Encyclopedia of Religion and War).*




[Notas]*
 

“Antes de la época de Constantino [emperador romano de 306 a 337], los escritores cristianos condenaban unánimemente el acto de matar en las guerras”, comenta la Encyclopedia of Religion and War. Sin embargo, hubo un cambio de postura cuando se extendió la apostasía predicha en la Biblia (Hechos 20:29, 30; 1 Timoteo 4:1).



                             ¿SE LO HA PREGUNTADO?

▪ ¿Cómo deben los cristianos tratar a sus enemigos? (Mateo 5:43-45; Romanos 12:20, 21.)
 

▪ ¿Cómo reaccionó Jesús ante la persecución? (1 Pedro 2:21, 23.)
 

▪ ¿Por qué no participaron los primeros cristianos en los conflictos armados? (2 Corintios 5:20; 10:3-5.)





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