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Friday, December 30, 2011

Un recibo que corrobora la historia bíblica



 

▪ Trabajando en las entrañas del Museo Británico, Michael Jursa, profesor adjunto de la Universidad de Viena (Austria), encontró en 2007 una pieza de arcilla de apenas cinco centímetros y medio (dos pulgadas) de ancho. La tablilla, que había sido desenterrada cerca de la actual Bagdad en la década de 1870, contiene el nombre de Nebo-sarsekim (Nabu-sharrussu-ukin, en babilonio). El profesor Jursa identificó a este personaje como el funcionario babilonio que aparece en el libro bíblico de Jeremías capítulo 39, versículo 3.*
 

Nebo-sarsekim era uno de los generales de Nabucodonosor que participó en la destrucción de Jerusalén en 607 antes de nuestra era y, según la tablilla, también ocupaba el puesto de “jefe de los eunucos”. Además, como solo un hombre a la vez podía ostentar este último cargo, todo parece indicar que se trata del mismo hombre mencionado en la Biblia.
 

La tablilla registra una entrega de oro que realizó Nebo-sarsekim al templo del principal dios babilonio Marduk, o Merodac, cuyo nombre aparece también en la Biblia (Jeremías 50:2). El recibo está fechado en el decimoctavo día del undécimo mes del décimo año del reinado de Nabucodonosor. No obstante, la entrega de oro no tiene ninguna relación con el saqueo de Jerusalén, que tuvo lugar años más tarde (2 Reyes 25:8-10, 13-15). De todos modos, “es bastante extraordinario encontrar una tablilla como esta, en la que se identifica a un personaje bíblico haciendo un pago en un templo de Babilonia y en la que se da la fecha exacta”, afirma el profesor Jursa. Según el periódico británico Telegraph, este descubrimiento es uno de los más importantes de la arqueología bíblica actual, pues “apoya la opinión de que los libros históricos del Antiguo Testamento están basados en hechos reales”.
 

Con todo, la veracidad de la Biblia no depende de la arqueología. Hay pruebas de mayor consistencia en las Escrituras, sobre todo en sus profecías (2 Pedro 1:21). Por ejemplo, mediante el profeta Isaías, Jehová Dios predijo con más de cien años de antelación que todos los tesoros de Jerusalén serían “llevados a Babilonia” (Isaías 39:6, 7). De igual modo, anunció por boca de Jeremías: “Daré todas las cosas almacenadas de esta ciudad [Jerusalén] [...] en la mano de sus enemigos. Y ellos ciertamente los saquearán [...] y los llevarán a Babilonia” (Jeremías 20:4, 5).
 

Nebo-sarsekim fue uno de esos enemigos y, como tal, fue también testigo ocular del cumplimiento de la profecía bíblica. De hecho, consciente o no de ello, participó en su cumplimiento.
 

[Nota]*
 

Siguiendo la puntuación del texto hebreo masorético, la Traducción del Nuevo Mundo vierte Jeremías 39:3 así: “Samgar-nebo, Sarsekim, Rabsarís”. Sin embargo, el texto hebreo consonántico podría verterse como “Samgar, Nebo-sarsekim el Rabsarís [el oficial principal de la corte]”, lo cual concuerda con la tablilla cuneiforme.


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