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Thursday, April 26, 2012

“Por la obra de tus manos sentirás anhelo”



 

LA MUERTE de un ser amado nos produce un dolor inmenso y un vacío indescriptible. Por eso, nos consuela saber que nuestro Creador, Jehová, comprende lo que estamos pasando. Es más, tiene un intenso deseo de usar su gran poder para devolver la vida a quienes han fallecido. Esa es la esperanza que nos da el pasaje bíblico de Job 14:13-15.
 

Job, un hombre de fe incomparable, pronunció estas palabras en un momento muy doloroso de su vida. 

Lo había perdido todo: sus amados hijos, sus riquezas y su salud. Consumido por el sufrimiento físico y emocional, clamó a Dios: “¡Oh que en el Seol me ocultaras[!]” (versículo 13). Al hablar del Seol, el versículo se refiere al lugar simbólico al que van todos los seres humanos al morir. Así pues, Job consideraba que ir a la tumba sería un alivio, pues allí terminarían sus penas y desgracias. Estaría a salvo y protegido, como un tesoro escondido por Dios mismo.
 

¿Esperaba Job permanecer en el Seol para siempre? No, pues le rogó a Dios: “[¡]Que me fijaras un límite de tiempo y te acordaras de mí!”. Él tenía fe en que Jehová no se olvidaría de él y por eso confiaba en que solo estaría en el Seol durante un tiempo. Luego comparó ese período a un “trabajo obligatorio”, una espera forzosa. Pero ¿hasta cuándo esperaría? Él contestó: “Hasta que llegue mi relevo [o liberación]” (versículo 14). Así que Job será eximido de esa carga cuando sea liberado del Seol, es decir, cuando sea resucitado.
 

¿Qué garantía tenía Job de que ese momento llegará? Él conocía bien lo que siente nuestro amoroso Creador por sus siervos que han fallecido. “Tú llamarás —le dijo a Dios—, y yo mismo te responderé. Por la obra de tus manos sentirás anhelo.” (Versículo 15.) Job reconocía que él era obra de las manos de Jehová. Al fin y al cabo, fue Dios quien hizo posible que Job se formara en el vientre de su madre. Jehová le había concedido la vida, y también podría devolvérsela (Job 10:8, 9; 31:15).
 

Este pasaje nos enseña una valiosa lección: Jehová les tiene un gran cariño a aquellos que, como Job, se ponen en sus manos y dejan que él moldee su personalidad (Isaías 64:8). Él valora muchísimo a sus siervos fieles y siente un profundo “anhelo” por los que han muerto. Hablando sobre la palabra hebrea que aquí se traduce “anhelo”, un especialista explica: “Sin duda, es uno de los términos que con mayor vigor transmiten el sentimiento de añoranza profunda”. Así es: Jehová no solo se acuerda de sus siervos que han fallecido; también los echa mucho de menos y anhela verlos con vida otra vez.
 

¡Qué bueno es Jehová, que decidió incluir esta hermosa esperanza en uno de los libros más antiguos de la Biblia! Él desea que volvamos a ver a los seres queridos que hemos perdido. Recordar esto puede ayudarnos a sobrellevar el dolor de su muerte. ¿No le gustaría conocer mejor a un Dios tan amoroso? Si permite que él moldee su vida, podrá estar entre quienes vean con sus propios ojos el maravilloso día en que Dios cumpla su promesa de resucitar a los muertos.




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