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Friday, April 20, 2012

¿Qué es el Reino de Dios?


 

“Estas buenas nuevas del reino.” (MATEO 24:14)
 

EN SU famoso Sermón del Monte, Jesús enseñó a sus discípulos el padrenuestro, una oración que millones de personas conocen de memoria y rezan a menudo. Según cierta obra, “para el mundo cristiano [...] es la oración por excelencia”. Pues bien, en ella se incluye la siguiente petición a Dios: “Venga tu reino”. Sin embargo, muchos de los que recitan estas palabras no saben lo que es el Reino ni lo que hará cuando venga (Mateo 6:9, 10).
 

Pero esto no es de extrañar, pues las explicaciones que ofrecen los líderes de la cristiandad son muy oscuras y complicadas, y a menudo se contradicen entre sí. Por ejemplo, uno de ellos afirma que el Reino de Dios es “algo sobrenatural, [...] un vínculo interno que se establece con el Creador [...], un encuentro con Dios por medio del cual los hombres y las mujeres alcanzan la salvación”. Otro dice que el evangelio, o las buenas nuevas, son “las enseñanzas relacionadas con la Iglesia”. Y la Enciclopedia Católica sostiene: “El reino de Dios significa [...] el reinado de Dios en nuestros corazones”.
 

“El Reino de Dios —un gobierno de verdad que se halla en los cielos— pronto acabará con la maldad y transformará la Tierra en un paraíso”. Esta explicación no solo es mucho más sencilla y entendible, sino que cuenta con el apoyo de las Escrituras. Veamos por qué decimos esto.
 

Los futuros reyes de la Tierra
 

Puesto que un reino es una forma de gobierno encabezada por un rey, ¿quién es el Rey del Reino de Dios? 

La Biblia revela que es Jesucristo, quien tras haber sido resucitado ascendió a los cielos. El profeta Daniel tuvo una visión del momento en el que Jesús fue coronado. Él escribió: “Seguí contemplando en las visiones de la noche, y, ¡pues vea!, con las nubes de los cielos sucedía que venía alguien como un hijo del hombre [Jesús]; y al Anciano de Días [Jehová Dios] obtuvo acceso, y lo presentaron cerca, aun delante, de Aquel. Y a él fueron dados gobernación y dignidad y reino, para que los pueblos, grupos nacionales y lenguajes todos le sirvieran aun a él. Su gobernación es una gobernación de duración indefinida que no pasará, y su reino uno que no será reducido a ruinas” (Daniel 7:13, 14).
 

El libro de Daniel también revela otros datos sobre el Reino: que sería establecido por Dios, que pondría fin a los gobiernos humanos y que nunca sería derrocado. Así lo muestra el capítulo 2, donde se registra una ocasión en la que el rey de Babilonia soñó con una estatua que representaba una sucesión de potencias mundiales. El profeta Daniel le explicó qué ocurriría “en la parte final de los días”: “El Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos” (Daniel 2:28, 44).
 

Ahora bien, el Rey del Reino de Dios no gobierna solo. Mientras estuvo en la Tierra, Jesús les prometió a sus apóstoles fieles que serían resucitados para vivir en el cielo y que se sentarían sobre tronos (Lucas 22:28-30). Obviamente, Jesús estaba hablando de tronos simbólicos, pues el Reino estaría en el cielo. 

La Biblia indica que otros cristianos recibirían la misma recompensa. Según Revelación (Apocalipsis) 5:9, 10, los que gobernarían con Jesús procederían “de toda tribu y lengua y pueblo y nación”, y tendrían que “reinar sobre la tierra” y servir de “sacerdotes para nuestro Dios”.
 

Las buenas nuevas del Reino: un mensaje de esperanza
 

Como vimos, la Biblia indica que a Jesús se le concedió gobernar a gente de todos “los pueblos, grupos nacionales y lenguajes”. También explica que quienes gobernarán con él reinarán “sobre la tierra”. Pero ¿quiénes son esas personas de todas las naciones que vivirán en la Tierra bajo este gobierno divino? Son aquellas que respondan bien a las buenas nuevas que se están predicando hoy. También serán súbditos del Reino los que sean resucitados para vivir aquí, en la Tierra. Todos ellos tendrán la oportunidad de tener vida eterna.
 

Muchos pasajes bíblicos describen con todo lujo de detalles lo que el Reino de Dios hará por la humanidad. 

Estos son algunos:
 

“[Dios] hace cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra. Quiebra el arco y verdaderamente corta en pedazos la lanza; quema los carruajes en el fuego.” (Salmo 46:9.)
 

“Edificarán casas, y las ocuparán; y [...] plantarán viñas y comerán su fruto. No edificarán y otro lo ocupará; no plantarán y otro lo comerá.” (Isaías 65:21, 22.)
 

“[Dios] limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.” (Revelación 21:3, 4.)
 

“En aquel tiempo los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos mismos de los sordos serán destapados. En aquel tiempo el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo, y la lengua del mudo clamará con alegría.” (Isaías 35:5, 6.)
 

“Viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz [la de Jesús] y saldrán, los que hicieron cosas buenas a una resurrección de vida.” (Juan 5:28, 29.)
 

“Los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz.” (Salmo 37:11.)
 

Sin duda, las buenas nuevas del Reino nos llenan de esperanza. Y lo mejor de todo es que el cumplimiento de las profecías bíblicas demuestra que falta poco para que ese Reino gobierne sobre la Tierra.




¿Por qué no ver las Escrituras aquí?

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