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Tuesday, May 1, 2012

Jesús: su vida



 

“Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra.” (JUAN 4:34)
 

¿QUÉ quiso decir Jesús con estas palabras? El contexto nos ayuda a entenderlo. Había pasado toda la mañana caminando por las colinas de Samaria con sus discípulos (Juan 4:6, nota). Estos, pensando que su maestro debía de tener hambre, le propusieron comer algo (Juan 4:31-33). Y la respuesta de Jesús, citada arriba, fue un perfecto resumen de su propósito en la vida. Para él, cumplir la misión que Dios le había encomendado era más importante incluso que comer. Sus palabras y sus hechos demostraron que su vida realmente giraba en torno a la voluntad de Dios. ¿Qué implicaba esto? Veamos.
 

▪ Predicar y enseñar acerca del Reino de Dios La Biblia señala que él “recorría toda Galilea, enseñando [...] y predicando las buenas nuevas del reino” (Mateo 4:23). Como vemos, no se limitaba a predicar —o pregonar— el Reino de Dios, sino que, con argumentos lógicos y explicaciones convincentes, también enseñaba a las personas acerca de dicho Reino.
 

Durante su ministerio, Jesús les reveló a sus discípulos qué es y qué hará este gobierno. A continuación se enumeran algunas de sus enseñanzas y los versículos bíblicos que las contienen.
 

▪ El Reino de Dios es un gobierno celestial, y Jehová ha nombrado Rey a Jesús (MATEO 4:17; JUAN 18:36).
 

▪ El Reino santificará el nombre de Dios y hará que se cumpla su voluntad en la Tierra así como se hace en el cielo (MATEO 6:9, 10).
 

▪ Bajo este Reino, todo el planeta será transformado en un paraíso (LUCAS 23:42, 43).
 

▪ El Reino vendrá pronto y hará que se cumpla la voluntad de Dios para la Tierra (MATEO 24:3, 7-12).
 

▪ Hacer milagros A Jesús, sus discípulos solían llamarlo “Maestro” (Juan 13:13). Sin embargo, durante los tres años y medio que estuvo predicando, también fue conocido por sus milagros. ¿Por qué los hizo? 

En primer lugar, para probar que era el enviado de Dios, y en segundo lugar, para mostrar a pequeña escala lo que haría en el futuro en su función de rey (Mateo 11:2-6). ¿Cuáles fueron algunos de estos milagros?
 

▪ Calmó el mar y detuvo los vientos de una tormenta (MARCOS 4:39-41).
 

▪ Curó a ciegos, sordos, cojos y a muchos otros enfermos (LUCAS 7:21, 22).
 

▪ Alimentó a grandes muchedumbres multiplicando la comida (MATEO 14:17-21; 15:34-38).
 

▪ Resucitó al menos a tres personas (LUCAS 7:11-15; 8:41-55; JUAN 11:38-44).
Sin duda, vivir en la Tierra bajo el gobierno de un rey tan extraordinario será una experiencia maravillosa.
 

▪ Revelar la personalidad de Jehová ¿Quién mejor que Jesucristo, el Hijo de Dios, para enseñarnos cómo es su Padre, Jehová? Él fue “el primogénito de toda la creación” y, como tal, vivió con Dios en el cielo más tiempo que ningún otro ser espiritual (Colosenses 1:15). Seguro que dispuso de muchas ocasiones para aprender cuál era la voluntad de su Padre y comprender su forma de ser, pensar y actuar.
 

No es de extrañar que afirmara: “Nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y nadie conoce quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo esté dispuesto a revelarlo” (Lucas 10:22). Por supuesto, Jesús estaba más que dispuesto a enseñar a la gente cómo era su Padre: le entusiasmaba hacerlo. Y es que hablaba desde una perspectiva privilegiada, pues todo lo que enseñaba lo había aprendido en el cielo, en la presencia del Altísimo (Juan 8:28).
 

En cierto sentido, lo que Jesús hizo al revelarnos la personalidad de su Padre podría compararse a la forma en que funciona un transformador eléctrico. Este aparato toma corriente de alto voltaje y la transforma en corriente de bajo voltaje para que podamos emplearla en nuestro hogar. En el caso de Jesús, tomó lo que había aprendido sobre su Padre en el cielo y lo transmitió de una forma que los seres humanos pudiéramos asimilar con facilidad.
 

¿Qué métodos empleó para darnos a conocer la personalidad de su Padre?
 

▪ Con sus enseñanzas, dejó claro quién es Jehová: su nombre, su propósito y su forma de actuar (JUAN 3:16; 17:6, 26).
 

▪ Con sus actos, reveló muchas de las bellas cualidades de la personalidad de Dios. Como si de un espejo se tratara, Jesús reflejó a la perfección la forma de ser de su Padre. Es como si hubiera dicho: “Si quieren saber cómo es mi Padre, fíjense en mí” (JUAN 5:19; 14:9).
 

Desde luego, la vida de Jesús fue algo realmente excepcional. Ahora bien, ¿por qué tuvo que morir? Como veremos, comprender las razones y actuar en consecuencia puede reportarnos enormes beneficios.




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