No debemos escuchar a los chismosos que riegan descrédito, puesto que causan separación entre amigos.
A menudo los calumniadores exageran, desfiguran los asuntos, mienten y dicen muchas cosas que añaden leña al fuego.
En vez de hablar con alguien cara a cara, murmuran a espaldas de esa persona.
Frecuentemente se fomentan sospechas que no tienen fundamento. Así, “el calumniador está separando a los que se han familiarizado entre sí”. (Proverbios 16:28.)
Debemos cuidarnos para no darnos demasiado ni siquiera a la charla ligera. ¿Por qué? Porque el decir algo sin la intención de herir a nadie pudiera causar daño si otros lo repiten.
Los comentarios pudieran adornarse o torcerse al grado de perjudicar la reputación de una persona devota, lo cual sería robarle su buen nombre.
Si eso ocurriera, ¿cómo se sentiría usted si hubiera dado origen a un cuento o si sólo lo hubiera esparcido?
Pudiera ser que otras personas llegaran a verlo a usted como alguien que perjudica a los demás, y por eso quizás ya no buscaran su compañerismo.
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¡Qué cierto lo que dijo Salomón: “El que cubre una transgresión busca la amistad; pero aquel que sigue mentando el asunto, separa de sí al amigo más íntimo.”!—Pro. 17:9, “Versión Moderna.”
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