Un solo ladrillo, que es una masa de arcilla o barro, en si mismo quizás se pueda considerar de poco importancia. Sin embargo, muchos ladrillos colocados juntos, uno tras otro, son capaces de construir algunos de los edificios más resistentes que existen.
El libro "Ven, sé mi seguidor" compara la integridad cristiana a una mansión hecha con ladrillos de calidad. Se puede decir que cada acto de obediencia equivale a uno de los ladrillos. Jamás debemos subestimar la importancia de cada reunión, cada periodo de estudio, cada vez que salimos en la predicación, cada vez que resistimos las tentaciones de este mundo. Cuando unimos un acto de obediencia fiel tras otro, estaremos "construyendo la espléndida morada de nuestra integridad".
Para leer más sobre este tema, hay aquí algunas referencias:
- cf cap. 6 pág. 65 párr. 24 “Aprendió la obediencia”
- w86 1/1 pág. 15 "Edifiquemos para un porvenir eterno"
La alegría es mi espada y la sonrisa mi escudo.
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