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Tuesday, September 14, 2010

El amor cubre una multitud de pecados


En un discurso que lleva por tema:   '¿Concuerda su forma de pensar con la de Jehová?'

Veamos como la ponemos en práctica en este relato o experiencia realmente sucesivo en toda congregacion.
Esperando a que aprendamos a no juzgar a nadie.
cambiar es  la humildad con esfuerzo.


algunos publicadores y estudiantes piensan abandonar a la Organización por cualquier pretexto. A leer esto quizá les ayude a reflexionar y a otros a continuar mostrando amor en la congregación.



         
 
 
 
 
 
 
 
 
En una pequeña ciudad, había una congregación cristiana. Era una congregación pequeña con dos ancianos y unos 50 publicadores, pero era una congregación celosa, que producía hábilmente sobre su territorio. Muchos estudiaban la Biblia. Había muchas revisitas y un próspero aumento en el número de hermanos
Pero cierto día, un estudiante, llamado Juan, que ya era publicador no bautizado se dirigió a uno de los dos ancianos. El querido hermano Ramoncito con 65 años en la verdad y obviamente con una basta experiencia que, por  años venia dedicándose a aquella congregación.

Juan le dijo, con un tono entre nervioso pero preocupantemente decidido: “Sabe hermano Ramoncito, quiero decirle que a partir de hoy voy a dejar de ser publicador ya no quiero estudiar con los Testigos de Jehová, voy a volver a mi vida anterior y no quiero más ser molestado por un ninguno de ustedes. Avise en la congregación que no quiero recibir visitas en mi casa, ni publicaciones, ni tampoco llamadas telefónicas.

Además, ¡No quiero que nadie más me llame hermano!” 

El anciano, un hombre experimentado, calmadamente escuchó las palabras de Juan, y le contesta: “Está bien, su petición será respetada. En la próxima reunión de servicio vamos a incluir su anuncio de que no desea tener más contacto con los Testigos de Jehová.”

Y Juan miraba satisfecho, con aire de satisfacción, de haberles dado su merecido a todos. 

El anciano prosiguió: “pero… esto dejará a los hermanos un tanto sorprendidos, ¿no crees?

Entonces, para que ninguno trate de preguntar el porqué de eso, yo necesito que Usted me diga sus motivos para incluirlo en el anuncio.”… “¿Qué le llevó a tomar esta decisión?”
Con voz fuerte Juan dijo:
-“Esta no puede ser la congregación verdadera”
-“las cosas en la congregación no andan del todo bien” 
-“porque en lo personal es muy imperfecta, por ejemplo vea a la hermana Rosario, tiene una lengua tan, tan, tan… hábil que si ella sabe de algo, entonces en unos minutos toda la congregación estará enterada, es mas rápida que un correo electrónico y eso que la Biblia dice “quien no refrena su lengua es vana su adoración”


-“Otro ejemplo es: el hermano Paulino simplemente no puede ser un verdadero cristiano, él siempre está deprimido, cuando nos saluda, su “Hola” es tan bajo que apenas se puede oír. El llega al Salón se sienta en el cántico  y al final simplemente se va. ¿Me dice usted que esa puede ser la actitud de un  hermano?

¿Cree usted que honra al Dios Feliz mencionado en la Biblia? (1 Tim 1:11)”
-“y que decir del hermano Josué, es demasiado exigente, duro, todo el mundo tiene que andar en línea como él, parece un general, ¡Estamos en el pueblo de Dios no en el Ejercito!  Y eso que es el otro anciano de la congregación. Parece que no recuerda que la Biblia dice que no debemos Juzgar severamente a los demás (1Tim 5:1-3)”
         

El hermano Ramoncito reconoció: “No son pocas las quejas… Para eso, usted tendrá que hacer una nota a fin de acordarme de todo esto en el anuncio.'
Juan estuvo de acuerdo en ponerlo por escrito.
Después del diálogo, el anciano invitó al estudiante a que lo acompañara camino a su casa, pretextando que ya era demasiado tarde para una persona anciana. Por lo que necesitaba de un acompañante. El estudiante aceptó la invitación.
Durante el camino, el anciano sacó algo de su bolso una tarjeta… era la  tarjeta de publicador de la hermana Rosario y agrego: “Aunque esto es confidencial - Dé una mirada en esto.”
En la tarjeta el promedio era de 120 horas mensuales.  

Haciendo la observación: 
-“Es verdad que la hermana Rosario habla bastante” - continuó el anciano-  “pero creo incluso que esto es un don de parte de Jehová para ella, porque esta facilidad que tiene para expresarse ha permitido que ella esté sirviendo como precursora por 15 años, siendo que de los 50 publicadores de la congregación a 23 de ellos fue ella quien les enseñó la verdad! Es muy celosa en HABLAR también la verdad bíblica.”
El estudiante analizó espantado la tarjeta de la hermana.
Continuando por el camino llegaron a la casa del hermano Paulino.
“Venga”- invitó el anciano al estudiante- vamos a ver por la ventana cómo está el  hermano Paulino.

Entraron por el jardín y ambos llegaron hasta la ventana de la sala y vieron la siguiente escena.

El  hermano tenia en sus manos la Biblia con  referencia,  a su lado una mesita con un volumen del libro Perspicacia junto con una cajita de medicina para la diabetes.  Al otro lado de la sala su esposa fumando le decía: “Vas a terminar enloqueciendo de tanto leer la Biblia'.

Además de múltiples palabras obscenas y ofensivas contra aquel apacible hombre.  

Pero aun así el hermano permanecía constante en su lectura.

”Podemos ver el motivo de la tristeza del hno Paulino”- dice el anciano a Juan- “Mas vea cómo es de celoso. No se pierde ninguna reunión. Siempre está en el servicio del campo  y es muy celoso en su estudio personal. ¡Es un ejemplo para la congregación!”

El estudiante ya bastante confuso con  lo que vio. No respondió nada. 

Siguieron caminando, y un poco antes de llegar a su destino, pasaron al frente de la casa del hermano Josué, su co-anciano. 
-”Es tarde, ya deben estar durmiendo”- dice el estudiante.
-”Es verdad”- respondió el anciano – “Pero veamos cómo está todo”.
Caminando por el jardín de la casa llegaron a la ventana de la sala. Dentro sentado en una mesa estaba el hermano Josué metido en medio de papeles, en ese momento su esposa entra en la sala: “Querido ya es tarde”- dice ella  -ya trabajaste el día completo y la noche entera resolviendo las cosas de la congregación. ¿No crees que sea un poco tarde? Ven a descansar conmigo.”
“Aun no” – responde él – “Aun tengo muchas cosas que resolver, ve a acostarte, yo te alcanzo luego.               No puedo dejar las cosas de la congregación” - La esposa dio media vuelta y salió de la sala.

Sin decir una palabra el anciano y el estudiante siguieron camino hasta la casa del hermano Ramoncito.

Después de agradecer la compañía de aquel estudiante. El dice: “No vaya a olvidar la nota para el anuncio de la reunión de servicio”. Después de eso dio media vuelta y entró a su casa.


El joven publicador siguió su camino, perdiéndose en la oscuridad. Pasaron los días y llegó la tan esperada reunión. Tímidamente el joven publicador entró en el Salón. Luego que entró vio a aquel envejecido anciano. 

¿Entonces… trajo la nota?” – preguntó el anciano a Juan.

Sin responder nada extendió una nota y se fue en dirección al hno Paulino y se sentó a su lado. El anciano después de observar su actitud leyó la nota  que decía:

“Descubrí el secreto de la verdadera Congregación Cristiana: EL AMOR, NO LA PERFECCIÓN!”

1 Corintios 13 y 14

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