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Thursday, September 9, 2010

"No vine a destruir, sino a cumplir"


"No vine a destruir, sino a cumplir"
EN EL Sermón del Monte, Jesús expresó profundo amor y respeto a la Palabra escrita de Dios. Dijo: "No piensen que vine a destruir la Ley o losProfetas [es decir, las Escrituras Hebreas en conjunto]. No vine a destruir,sino a cumplir."—Mat. 5:17.
Tanto en palabra como en hechos Jesús mostró que era diferente de los maestros religiosos judíos de su día. Él habló de un tiempo en el cual la gente ya no adoraría a Dios en el templo de Jerusalén. (Juan 4:21) Comparó su enseñanza a "vino nuevo" al que no podrían contener "odres viejos." (Luc. 5:37) Jesús también comía con "recaudadores de impuestos y pecadores" y ejecutaba milagros de curación en el día sabático semanal. (Mar. 2:13-17; 3:1-5) Este comportamiento no violaba ninguna ley de Dios; pero sí iba en oposición a tradiciones judías que se consideraban de mayor importancia que las Escrituras Hebreas. Los fariseos y los seguidores de Herodes, puesto que veían a Jesús como transgresor de la ley de Dios, habían proyectado matarlo aun antes de que él pronunciara su famoso Sermón del Monte.—Mar. 3:6.
Sin embargo, el Hijo de Dios aseguró a los que le escuchaban que él no había venido "a destruir" la Ley. Ni desobedecía sus mandamientos ni declaraba que parte alguna de ella no fuera obligatoria para los israelitas. En vez de eso, Jesús vino "a cumplir" aquella legislación divina. Como persona sin pecado, la guardó perfectamente, "hasta la muerte, sí, muerte en un madero de tormento." (Fili. 2:8; Heb. 4:15; 1 Ped. 2:22) Su muerte de sacrificio también cumplió tipos proféticos que habían sido suministrados por el sistema de sacrificios animales de la Ley.—Dan. 9:26, 27; Heb. 10:1-9.
Jesús cumplió, no solo la letra de la Ley, sino también el espíritu que había detrás de aquella Ley. Mientras que la Ley prohibía actos pecaminosos, Jesús denunció las actitudes que mueven a tales actos. Por ejemplo, el asesinato y el adulterio eran violaciones de la ley de Dios; pero Jesús mostró que el continuar enojado con alguien y mirar a una mujer con lascivia son las disposiciones mentales que llevan a tales transgresiones. (Mat. 5:21, 22, 27, 28; Sant. 1:13-15) Además, el que Jesús sacrificara voluntariamente su vida humana para el beneficio de la humanidad fue un despliegue superlativo de amor, a lo que la Biblia llama "el cumplimiento de la ley."—Rom. 13:8-10; compare con Juan 15:13.
Después, en su sermón, Jesús declaró: "En verdad les digo que antespasarían el cielo y la tierra que pasar de modo alguno una letra diminutao una pizca de una letra de la Ley sin que sucedan todas las cosas."—Mat. 5:18.
Como se muestra en The Kingdom Interlinear Translation, Jesús aquí usó la palabra "Amén," que significa "en verdad," "así sea." En su posición de Hijo ungido de Dios, el Mesías prometido, él ciertamente podía dar seguridad de que las cosas que decía eran verdad.—Compare con 2 Corintios 1:20; Revelación 3:14.
El cumplimiento de la ley de Dios llegaría hasta la "letra diminuta o una pizca de una letra." En el alfabeto hebreo entonces corriente, la letra diminuta era yod (×™). Ciertas letras hebreas llevaban un trazo diminuto, o ápice o "tilde." Los escribas y fariseos consideraban muy significantes, no solo las palabras y letras de la ley de Dios, sino también estos trazos o `pizcas diminutas.' Una leyenda rabínica pone en boca de Dios estas palabras: "Salomón y miles como él pasarán, pero no permitiré que una tilde tuya (de la Tora [el Pentateuco]) sea erradicada."
Tan remota era la posibilidad de que dejara de cumplirse siquiera el detalle más minúsculo de la ley de Dios que "antes pasarían el cielo y la tierra." Esto era equivalente a decir "nunca," porque las Escrituras indican que los cielos y la Tierra literales permanecerán para siempre.—Sal. 78:69; 119:90.
Jesús dio más énfasis a lo mucho que estimaba la ley de Dios al decir:"Cualquiera, pues, que quiebre uno de estos mandamientos máspequeños y enseñe así a la humanidad, será llamado `más pequeño'con relación al reino de los cielos. En cuanto a cualquiera que los haga ylos enseñe, éste será llamado `grande' con relación al reino de loscielos."—Mat. 5:19.
Uno pudiera `quebrar' uno de los mandamientos por medio de desobedecerlo voluntariosamente. O pudiera hacer lo que se consideraba como peor que eso, a saber, enseñar a compañeros judíos que estaban sujetos a la Ley que algunos de sus mandamientos no eran obligatorios. Mientras el pacto de la Ley estaba en vigor, era una expresión de la voluntad de Dios para su pueblo. La transgresión o el enseñar cosas contrarias a los mandamientos que algunos quizás hubieran considerado hasta `más pequeños' en importancia sería apostasía contra Dios.—Compare con Santiago 2:10, 11.
La Ley se dio para llevar a los israelitas al Mesías, quien sería el gobernante principal en el reino de Dios. (Gál. 3:24; Isa. 11:1-5; Dan. 7:13, 14) Por eso, en lo que se refiere a entrar en el reino de Dios, a las personas que quebraran los mandamientos de Dios se les `llamaría "más pequeñas."' No entrarían de ninguna manera en el reino.—Mat. 21:43; Luc. 13:28.
Por otra parte, a los que observaran la ley mosaica en la medida de su capacidad se les `llamaría "grandes" con relación al reino de los cielos.' Serían como las personas que aceptaron a Jesús como el Mesías y a quienes con el tiempo se llamó a participar en la gobernación con él en el Reino. (Luc. 22:28-30; Rom. 8:16, 17) Es interesante el hecho de que las Escrituras llaman "grandes" a los miembros de la realeza.—Pro. 25:6; Luc. 1:32.
Jesús después hace una declaración que puede haber sorprendido a los que le oían: "Les digo a ustedes que si su justicia no abunda más que lade los escribas y los fariseos, de ningún modo entrarán en el reino de loscielos."—Mat. 5:20.
Los "escribas" del día de Jesús eran una clase de hombres especialmente instruidos en la Ley. Aunque algunos de ellos quizás hayan pertenecido al grupo de los saduceos, muchos escribas eran de la "secta" de los fariseos, cuyas exigencias con referencia a limpieza ceremonial, el pago de diezmos y otros deberes religiosos iban más allá de los requisitos mosaicos.—Hech. 15:5.
Aquellos líderes religiosos tenían un punto de vista estrecho y legalista acerca de la obtención de la justicia. Creían que ésta venía solamente de hechos que literalmente se conformaran a la letra de la ley. Según la tradición judía, cada vez que un individuo observaba un mandamiento ganaba "mérito." Se creía que toda transgresión incurría en "deuda." Se entendía que un exceso de méritos hacía que la persona fuera "justa," mientras que una gran abundancia de deudas la hacía "inicua."
Sin embargo, ese punto de vista legalista quedaba muy lejos de la norma de lo correcto de Dios. (Rom. 10:2, 3) Se daba poca atención al desarrollo de cualidades como el amor, la justicia, la mansedumbre, la bondad y la fidelidad. Sin embargo, Dios considera a éstas más importantes que la observación literal de preceptos legales. (Deu. 6:5; Lev. 19:18; Miq. 6:8) Con buena razón exclamó Jesús: "¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! porque dan el décimo de la hierbabuena y del eneldo y del comino, pero han desatendido los asuntos de más peso de la Ley, a saber, la justicia y la misericordia y la fidelidad."—Mat. 23:23; compare con Luc. 11:42.
La justicia cristiana tendría que `abundar más que la de los escribas y fariseos.' Según Jesús, todos los que desean ser adoradores verdaderos de Dios tienen que `adorar al Padre con espíritu y con verdad.' (Juan 4:23, 24) Su adoración tiene que ser, no simplemente actos externos de piedad en armonía con un código legal, sino "con espíritu," motivada de corazones que estén llenos de fe y amor.—Mat. 22:37-40; Gál. 2:16.
Nota: El código antiguo de la ley judía conocido como la Mishnah declara: "Mayor rigor aplica a [la observancia de] las palabras de los Escribas que a [la observancia] de las palabras de la Ley [escrita]."—Tratado Sanhedrin,11:3, traducido al inglés por Herbert Danby.

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