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Thursday, January 20, 2011

¿Cuánto significa el Reino para usted?


DIGAMOS que usted supiera que un tesoro inapreciable estuviera enterrado en cierto campo. Si usted vendiera todas sus posesiones, tendría precisamente suficiente dinero para comprar el campo donde estuviera escondido el tesoro. ¿Qué haría usted?

Jesucristo usó una situación como ésa para ilustrar la importancia del Reino de Dios. Dijo: “El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo, que un hombre halló y escondió; y por el gozo que tiene va y vende cuantas cosas tiene y compra aquel campo”. (Mateo 13:44.)

¿Es usted como el “hombre” de la ilustración? Jesús lo fue. Cuando supo que Dios se proponía tener un gobierno celestial —que en el texto citado se llama “el reino de los cielos”—, él, en efecto, vendió todo lo que tenía para comprar aquel tesoro escondido, que en el caso de él era el privilegio de ser el Gobernante de aquel gobierno. Jesús dejó su posición como poderosa persona de espíritu en el cielo y llegó a ser miembro de una familia pobre en la Tierra, en el remoto pueblo de Nazaret. Más tarde, sufrió dolorosa persecución y, finalmente, muerte en un madero de tormento. Así probó que era digno de llegar a ser el Gobernante del Reino de Dios.

¿Hará usted, también, sacrificios para obtener un tesoro como ése? Para dar énfasis a la necesidad de hacerlo, Jesús también dijo: “Otra vez, el reino de los cielos es semejante a un comerciante viajero que buscaba perlas excelentes. Al hallar una perla de gran valor, se fue y prontamente vendió todas las cosas que tenía y la compró”. (Mateo 13:45, 46.)

Sí, el comerciante vendió “prontamente” todas sus posesiones a fin de reunir el dinero para comprar la perla. ¡Cuántos inconvenientes y sacrificios tiene que haber entrañado eso! Pero nada de eso importaba. ¡Él tenía que actuar antes de que perdiera la oportunidad! La perla inapreciable compensaría cualquier sacrificio e inconveniencia que se requiriera. Lo mismo sucede con el Reino. El ponerlo en primer lugar en nuestra vida pudiera ser difícil. Pero ¿qué otra cosa puede compararse con el galardón de ser cogobernante con Jesucristo en el cielo, o ser uno de los súbditos de su Reino, quienes disfrutarán de vida eterna en la Tierra?

¿Es así como considera usted el asunto?

Jesús instó a sus seguidores a tener ese punto de vista; incluso les dejó un dechado para que lo siguieran (1 Pedro 2:21). Las siguientes palabras de él muestran la actitud que tenía hacia la vida: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra” (Juan 4:34). El objetivo principal de Jesús era hacer la voluntad de Dios. Ni siquiera trató de tener las cosas que otras personas consideraban necesarias para llevar una vida “normal”. Estaba interesado en una cosa... obtener el campo donde estaba escondido el tesoro, comprar la perla inapreciable. ¿Está usted, también, buscando realmente primero el Reino de Dios? ¿Muestra esto su derrotero en la vida? (Mateo 6:31-33.)

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