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Wednesday, January 5, 2011

Sal. 19:9—Ps. 19:9.

Miércoles 5 de enero
El temor de Jehová es puro, subsiste para siempre (Sal. 19:9).
Cuando se realiza el descubrimiento de un gran tesoro, no es raro ver la noticia en primera plana. Y aunque algunos de esos objetos tienen valor histórico y artístico, en realidad no es mucho lo que pueden aportar a nuestra vida cotidiana. En cambio, hay otros tesoros que realmente nos benefician, y esos son los que la Palabra de Dios nos anima a buscar. Esta invitación va dirigida a todo el mundo, y la recompensa es mucho mayor que la que se podría obtener encontrando oro o plata (Pro. 2:1-6). Entre los valiosos tesoros que la Palabra de Dios nos anima a buscar está “el temor de Jehová”, que sirve de gran protección en estos tiempos tan difíciles. También está “el mismísimo conocimiento de Dios”, gracias al cual tenemos el mayor honor al que pudiera aspirar cualquier ser humano: entablar una amistad íntima con el Altísimo. Los tesoros de la sabiduría, el conocimiento y el discernimiento que nos ofrece Dios nos ayudan a superar las dificultades de la vida (Pro. 9:10, 11).
Wednesday, January 5
The fear of Jehovah is pure, standing forever.—Ps. 19:9.
Discoveries of hidden treasures have often made headline news. Some finds may have historical or artistic value, but they usually have little or no effect on our day-to-day life. However, God’s Word invites us to search for treasures that truly affect us. The invitation is open to everyone, and the reward is worth far more than any material treasure. (Prov. 2:1-6) Consider the value of the treasures that Jehovah urges his worshippers to seek. Among such treasures is “the fear of Jehovah,” which can be a protection and a safeguard for us in these perilous times. Finding “the very knowledge of God” can lead to the greatest honor any human can have—a close personal relationship with the Most High. And with the treasures of God-given wisdom, knowledge, and discernment, we will be able to deal successfully with problems and issues in our daily life.—Prov. 9:10, 11. 

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