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Wednesday, February 23, 2011

En la ilustración de Jesús acerca de un hombre que, aunque era rico, realmente no lo era para con Dios, ¿quiénes fueron los que ‘exigieron’ de él su alma?



Jesús no se estaba refiriendo a ningún grupo de humanos ni de ángeles. En Lucas 12:20 él usó la forma indefinida sencillamente como un modo de expresar lo que le iba a suceder a aquel hombre.


Esta ilustración se registra en Lucas 12:16-21. El hombre rico de dicha ilustración no estaba satisfecho con la cantidad de bienes que poseía. Él seguía concentrando la atención en su negocio para aumentar sus riquezas. 


Jesús concluyó la ilustración diciendo: “Pero Dios le dijo [al hombre rico]: ‘Irrazonable, esta noche exigen de ti tu alma. Entonces, ¿quién ha de tener las cosas que almacenaste?’. Así pasa con el hombre que atesora para sí, pero no es rico para con Dios”.


Algunas versiones de la Biblia usan la voz pasiva al traducir esas palabras. Por ejemplo: “Esta misma noche tu alma es requerida de ti” (New American Standard Bible); “esta noche tu alma te será demandada” (Versión Moderna); “esta misma noche tu vida está siendo demandada” (The Twentieth Century New Testament); “esta noche se te pedirá tu alma” (Nieto, 1964). No obstante, el hebreo (el idioma en que hablaba Jesús) y el griego (en el que Lucas escribió) emplean la forma indefinida de tercera persona. El texto griego de Lucas 12:20 dice literalmente: “En esta la noche el alma de ti ellos están pidiendo de ti”. El verbo está en el plural de tercera persona. Por tanto, en vez de cambiarlo innecesariamente a la voz pasiva (como se muestra en los ejemplos supracitados), la Traducción del Nuevo Mundo y otras traducciones vierten esta frase con el verbo en tercera persona plural tal como “exigen”.


Sin embargo, hacemos bien en no permitir que detalles técnicos de la gramática ofusquen la clara admonición que Jesús dio acerca del materialismo. Su propósito no era detallar cómo el hombre rico moriría. El punto era que de algún modo aquel hombre iba a perder su alma, o vida, esa misma noche. Pero, ¿cómo estaba su relación con Dios? De igual manera, cualquiera de nosotros podría llegar a estar absorto en mejorar su situación económica y no llegar a ser rico para con Dios. El mundo de los negocios fomenta un espíritu de ‘siempre querer más’. Hasta personas cuyas empresas dan ganancias considerables que ascienden a millones de dólares, pesos o pesetas a consecuencia de sus ventas, tal vez estén tentados a ambicionar más... más empleados, más ventas, más ganancias, más lujos, más dinero en el banco. La pregunta de Jesús es tan válida hoy día como lo fue cuando la planteó: “Entonces, ¿quién ha de tener las cosas que almacenaste?”. (Lucas 12:20.)

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