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Saturday, February 5, 2011

JEHOSAFAT (Jehová Es Juez)


1. Hijo de Ahilud que sirvió de registrador durante los reinados de David y Salomón. (2Sa 8:16; 20:24; 1Re 4:3; 1Cr 18:15.)

2. Uno de los doce comisarios de Salomón. Este “hijo de Parúah” suministraba alimento del territorio de Isacar para el rey y su casa un mes al año. (1Re 4:7, 17.)

3. Hijo del rey Asá de Judá y de Azubá, la hija de Silhí. A la edad de treinta y cinco años sucedió a su padre en el trono, y gobernó durante veinticinco años desde 936 a. E.C. (1Re 22:42; 2Cr 20:31.) Su reinado fue contemporáneo de los de Acab, Ocozías y Jehoram, reyes de Israel. (1Re 22:41, 51; 2Re 3:1, 2; 2Cr 17:3,

4.) Su gobernación se caracterizó por su estabilidad, prosperidad, gloria y relativa paz con las naciones vecinas. Jehosafat recibía regalos de parte de sus súbditos, y los filisteos y los árabes le daban tributo. (2Cr 17:5, 10, 11.)

Logros.

 Jehosafat fortaleció su posición colocando fuerzas militares en las ciudades fortificadas de Judá y guarniciones en la tierra de Judá y en el territorio de Israel capturado por su padre, Asá. Un gran cuerpo de guerreros valientes sirvieron en Jerusalén a favor de los intereses reales, y en Judá se edificaron fortificaciones y ciudades de depósitos. (2Cr 17:1, 2, 12-19.)

A diferencia de los reyes israelitas del reino norteño, Jehosafat manifestó un gran interés por la adoración verdadera. (2Cr 17:4.) Comisionó a ciertos príncipes, levitas y sacerdotes para que enseñaran la ley de Jehová en las ciudades de Judá. (2Cr 17:7-9.) También santificó las ofrendas sagradas (2Re 12:18) y viajó por todo su reino exhortando a sus súbditos a que volviesen a Jehová en fidelidad. (2Cr 19:4.) Continuó con valor la campaña contra la idolatría que había iniciado Asá. (1Re 22:46; 2Cr 17:6.) Sin embargo, el infame culto de los lugares altos estaba tan arraigado entre los israelitas, que los esfuerzos de Jehosafat no lograron erradicarlo definitivamente. (1Re 22:43; 2Cr 20:33.)

En el reinado de Jehosafat se instituyó un sistema judicial mejor. El rey mismo inculcó en los jueces la importancia de ser imparciales y no aceptar soborno alguno, ya que no juzgaban para el hombre, sino para Jehová. (2Cr 19:5-11.)

Jehosafat fue un rey que confió en Jehová. Cuando Judá se vio amenazada por las fuerzas coligadas de Ammón, Moab y la región montañosa de Seír, fue humilde y reconoció la debilidad de la nación frente a este peligro, de modo que oró a Jehová en busca de ayuda. Por ello Jehová luchó a favor de Judá y puso en confusión a las filas enemigas, de manera que se exterminaron unos a otros. En consecuencia, las naciones vecinas tuvieron temor y Judá continuó disfrutando de paz. (2Cr 20:1-30.)

Su relación con el reino de diez tribus.

 Jehosafat mantuvo la paz con el reino norteño y cometió la imprudencia de formar una alianza matrimonial con Acab. (1Re 22:44; 2Cr 18:1.) Por esta razón, en varias ocasiones se vio envuelto en otras alianzas con el reino de Israel.

Jehosafat hizo una visita al reino norteño algún tiempo después de la boda de su primogénito, Jehoram, con Atalía, la hija del rey Acab. Durante dicha visita, acordó acompañar a Acab en una campaña militar para recuperar Ramot-galaad de la mano de los sirios. No obstante, antes de ponerse en camino, le solicitó a Acab que inquiriera de Jehová. Como resultado, 400 profetas le aseguraron a Acab que saldría triunfante. Sin embargo, Micaya, profeta verdadero de Jehová a quien Acab odiaba pero que fue llamado debido a la insistencia de Jehosafat, predijo una derrota segura. A pesar de esta predicción, Jehosafat, quizás para no volverse atrás de su promesa original de acompañar a Acab, entró en batalla ataviado con las prendas de la realeza. Como Acab había tomado la precaución de disfrazarse, los sirios concluyeron por error que Jehosafat era el rey de Israel, de modo que le sometieron al ataque más severo. Jehosafat estuvo a punto de perder la vida, y Acab fue herido de muerte a pesar del disfraz. (1Re 22:2-37; 2Cr 18.) Cuando Jehosafat regresó a Jerusalén, recibió censura por aliarse imprudentemente con el inicuo Acab; Jehú, el hombre de visiones, le dijo: “¿Es a los inicuos a quienes se ha de dar ayuda, y es para los que odian a Jehová para quienes debes tener amor? Y por esto hay indignación contra ti procedente de la persona de Jehová”. (2Cr 19:2.)

Posteriormente, Jehosafat se asoció con el rey Ocozías, el sucesor de Acab, en un proyecto de construcción naval que se realizaba en Ezión-guéber, en el golfo de ʽAqaba; pero Jehová desaprobó esta alianza marítima con el inicuo rey Ocozías. Por lo tanto, en cumplimiento de la profecía, las naves fueron destrozadas. (1Re 22:48, 49; 2Cr 20:35-37; véase OCOZÍAS núm. 1.)

Después Jehosafat se unió a Jehoram (el sucesor de Ocozías) y al rey de Edom en una ofensiva militar para reprimir la sublevación del rey moabita Mesá contra el reino de diez tribus, pero los ejércitos de la alianza se vieron entrampados y sin agua en el desierto. Por consiguiente, Jehosafat pidió un profeta de Jehová. Solo por consideración a Jehosafat, el profeta Eliseo buscó la inspiración divina, y su consejo salvó a los tres reyes y a sus ejércitos del desastre. (2Re 3:4-25.)

Jehoram llega a ser rey.

 Mientras Jehosafat todavía vivía, le cedió el reino a su primogénito Jehoram, y a sus otros hijos les dio valiosos regalos, junto con ciudades fortificadas de Judá. (2Re 8:16; 2Cr 21:3.) En especial después de la muerte de Jehosafat y su entierro en la Ciudad de David, la alianza matrimonial con la casa de Acab resultó desastrosa para el reino de Judá. Bajo la influencia de Atalía, Jehoram restableció las prácticas idolátricas. (1Re 22:50; 2Cr 21:1-7, 11.)

4. Padre del rey israelita Jehú. (2Re 9:2, 14.)

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