El punto de vista bíblico
LOS seres humanos tenemos una necesidad espiritual tan básica como la necesidad de alimento. Cuando de comida se trata, hay muchas buenas opciones debido a la gran diversidad de alimentos nutritivos. ¿Pasa lo mismo con la espiritualidad? Lo cierto es que existe un sinfín de prácticas religiosas y culturales que la gente califica de satisfactorias.
Muchos opinan que con tal de que uno haga algo espiritual, no importa qué crea ni qué religión practique. ¿Y usted qué piensa? ¿De verdad importa cómo satisfagamos nuestra necesidad espiritual? ¿Qué dice la Biblia?
La verdadera espiritualidad
La Biblia revela en Génesis 1:27 de dónde nos viene la capacidad para lo espiritual: “Dios procedió a crear al hombre a su imagen, a la imagen de Dios lo creó; macho y hembra los creó”. Dado que Jehová es un espíritu, la semejanza a la que se hace referencia en este pasaje no es de naturaleza física, sino que se basa en cualidades compartidas. Al igual que su Creador, el primer hombre, Adán, era capaz de valorar y manifestar cualidades como el amor desinteresado, la bondad, la compasión, la justicia y el dominio de sí mismo.
También estaba dotado con la facultad de la conciencia, o sentido moral interior, que lo ayudaría a usar el libre albedrío en consonancia con las leyes divinas. Tales características lo distinguían de los animales y lo preparaban perfectamente para llevar a cabo la voluntad de su Creador (Génesis 1:28; Romanos 2:14).
En 1 Corintios 2:12-15, la Biblia da a conocer un elemento clave para la espiritualidad al decir que la persona espiritual es la que recibe el espíritu que proviene de Dios, es decir, su fuerza activa. A fin de conocer las cosas espirituales, es preciso contar con dicho espíritu, pues es lo que permite que uno examine y entienda los asuntos desde la perspectiva divina. En cambio, a quien no tiene el espíritu de Dios se le llama hombre físico.
Para él, las cosas espirituales son necedad, por lo que las conclusiones a las que llega se limitan solamente a lo que revela la sabiduría humana.
Como se ve, nuestra capacidad espiritual radica en el hecho de que fuimos creados a la imagen de Dios; por lo tanto, la verdadera espiritualidad no se adquiere mediante el conocimiento de uno mismo, la sabiduría humana o la realización personal. Tenemos que dejar que el espíritu santo de Dios influya en nosotros.
La persona que rechaza la influencia del espíritu de Dios y opta por seguir sus propios deseos e ir tras lo malo carece de espiritualidad, y es arrastrada por los impulsos y apetitos de la carne (1 Corintios 2:14; Judas 18, 19).
Cómo satisfacer la necesidad
La verdadera satisfacción espiritual comienza con el reconocimiento de que Jehová es el Creador y de que existimos gracias a él (Revelación 4:11). Así llegamos a comprender que la vida solo tiene sentido en tanto hagamos su voluntad (Salmo 115:1). Hacer la voluntad de Dios le da propósito a la vida, un elemento tan esencial para la vida espiritual como lo es el alimento para la salud física. Por esa razón, Jesús, un hombre célebre por su espiritualidad, pudo decir: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió” (Juan 4:34).
Hacer la voluntad de su Padre lo vigorizaba y lo hacía sentirse renovado y satisfecho.
Puesto que fuimos hechos a la imagen de Dios, la verdadera satisfacción espiritual también depende de que amoldemos nuestra personalidad a la suya (Colosenses 3:10). De este modo evitamos conductas que nos degradan o que afectan nuestra relación con el prójimo (Efesios 4:24-32). Seguir las normas de Jehová en la vida nos eleva y nos proporciona tranquilidad mental al librarnos de los remordimientos de conciencia (Romanos 2:15).
Jesús reveló otra verdad fundamental relacionada con la satisfacción de la necesidad espiritual cuando dijo: “No de pan solamente debe vivir el hombre, sino de toda expresión que sale de la boca de Jehová” (Mateo 4:4). Nuestra espiritualidad requiere atención constante. Mediante la Biblia, Jehová suministra las respuestas a los interrogantes de la vida, interrogantes que todos nos planteamos (2 Timoteo 3:16, 17).
La fuente de la genuina felicidad
Una persona puede aliviar el dolor del hambre con comida chatarra. Igualmente, uno puede “llenarse” con actividades o con filosofías que parecen saciar el apetito espiritual. Pero tal como una dieta deficiente causa desnutrición, enfermedades o algo peor, no satisfacer adecuadamente la necesidad espiritual a la larga nos perjudicará.
Por otro lado, si cultivamos una buena relación con Jehová Dios, buscamos hacer su voluntad y seguimos su guía, comprobaremos la certeza de estas palabras de la Biblia: “Felices son los que tienen conciencia de su necesidad espiritual” (Mateo 5:3).
¿SE LO HA PREGUNTADO?
▪ ¿De dónde nos viene la necesidad espiritual? (Génesis 1:27.)
▪ ¿Podemos satisfacer la necesidad espiritual por nuestra cuenta? (1 Corintios 2:12-15.)
▪ ¿Qué tenemos que hacer para saciar la necesidad espiritual? (Mateo 4:4; Juan 4:34; Colosenses 3:10.)
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