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Monday, May 2, 2011

“Brújula” moral propia


  Los seres humanos poseemos un don inestimable: la facultad de la conciencia. Por ello, en cada nación y tribu, así como en cada época, han existido códigos de conducta que tienen muchos elementos en común (Romanos 2:14, 15).


Sin embargo, la conciencia no es una guía infalible; puede verse influida por el contacto con doctrinas religiosas falsas, filosofías humanas, prejuicios y malos deseos (Jeremías 17:9; Colosenses 2:8). 

Así pues, al igual que un piloto debe calibrar sus instrumentos de navegación, nosotros tenemos que comprobar y —cuando sea necesario— corregir nuestra brújula espiritual en conformidad con las justas normas de “nuestro Dador de Estatutos”, Jehová Dios (Isaías 33:22). 

A diferencia de las normas de conducta humanas, que pueden cambiar de una generación a otra, las normas perfectas de Dios son eternas. “Yo soy Jehová; no he cambiado”, dice él (Malaquías 3:6).

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