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Wednesday, May 18, 2011

Experiencia‏


No podemos dejar de hablar con todas las personas
Un domingo por la mañana, habían 2 hermanos predicando en las calles, en una plaza, hacia tiempo que estaban allí y no pudieron hablar con nadie.
Siendo así los hermanos decidieron hablar con un mendigo que estaba sentado en el banco de la plaza el cual comía restos de basura que estaban allí.
Los hermanos comenzaron a hablarle de la esperanza de un nuevo mundo, donde no habría mas miseria, no habría mas hambre, ni violencia, etc  al
mendigo le interesó mucho el mensaje, por lo que ese mismo día aceptó sin pensar un estudio de la Biblia con el folleto "Qué exige Dios de nosotros?” 
Al terminar el estudio, los hermanos hicieron arreglos para seguir estudiando en aquel mismo lugar. 
Cuando se llegó el día, aquel mendigo estaba ansioso viendo que los hermanos se estaban atrasando un poco, pero llegaron y siguieron con el estudio.
Este mendigo siguió estudiando por dos meses...
 
Cierto sábado por la mañana, los hermanos estaban haciendo la predicación de casa en casa en aquel mismo territorio, cuando de repente, vieron al mendigo
hablando también con las personas, respecto de la Biblia, los hermanos fueron hasta donde estaba el mendigo para decirle que el no podía estar haciendo esto,
en las puertas, porque era preciso tener una buena apariencia y llenar ciertos requisitos. Por el rostro del mendigo cayó una lagrima... aquellos hermanos entonces,
 lo llevaron para su casa, donde se bañó, se afeitó, se le cortó su pelo, las uñas, se cepilló sus dientes, y se le consiguió ropa adecuada...
 
Este mendigo comenzó a asistir a todas las reuniones, sin perderse ni una.
con el tiempo comenzó a participar de la escuela del ministerio teocrático; poco después se  realizó uno de sus dos sueños:  comenzó a predicar las buenas nuevas
de casa en casa. 
Para ese momento este mendigo era un ejemplo para todos los hermanos de la congregación
 y todos lo que lo conocían sabían de su historia.
Después de estudiar por  8 meses el se bautizó, en una asamblea internacional realizada en el estadio de Morumbi, en San Pablo Brasil.
El hermano que contó esta experiencia en el discurso concluyó:
¿Saben cual fue el resultado de esa experiencia? 
Ese mendigo que se convirtió en un hermano:
 ¡¡¡ SOY YO!!! y hoy estoy teniendo el privilegio de estar aquí contando mi propia historia, para todos los hermanos.
 Actualmente,  además de servir a Jehová, tengo mi familia, tengo mi casa, tengo un hijo, y sirvo como anciano en mi congregación.” (...el auditorio no paraba de aplaudir...) por eso hermanos tengamos bien en mente, que nadie, pero NADIE tiene que pasar por alto a alguien por verlo incapaz, perdido o sin posibilidades, de servir a Jehová, en este Mundo! 
 
Que todos prediquemos, a todos y a cualquier tipo de personas; demostremos humildad como la de Cristo y su disposición para dar auxilio a quienes lo necesiten, sabiendo que delante de Dios somos todos mendigos’ pero amados...

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