Un día un joven quiso engañar a un sabio, así que tramó una :
-Voy a tomar una pequeña ave, en una de mis manos la sostendré y la cerraré de tal modo que no se vea el ave, después voy a preguntarle al sabio, si el ave que tengo en mis manos esta viva o muerta. El sabio no va a poder dar la respuesta correcta, ya que si dice si esta viva, la voy a apretar tanto que morirá, y si dice que esta muerta, abro mi mano y la dejo volar. Hizo precisamente así...
Llego donde el sabio y con el ave en su mano de tal manera que no se veía, entonces le pregunto:
- Sabio, esta ave ¿esta viva o esta muerta?
el sabio se quedo pensando un momento, lo miro fijamente a los ojos y le respondió:
-LA RESPUESTA ESTA EN TUS MANOS
Muchas veces pudiera suceder que esperemos que otros nos den las respuestas a preguntas que solo nosotros sabemos las respuestas, por ejemplo: ¿obedeceré el mandato de casarme solo en el señor? ¿Me mantendré limpio en un mundo lleno de influencia corruptora? ¿Seguiré firme hasta el fin? ¿estaré en el paraíso prometido? Y casi siempre pudiéramos olvidar que:
LA RESPUESTA ESTA EN TUS MANOS
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