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Wednesday, May 25, 2011

“Ven, sé mi seguidor”



“Si alguien quiere venir en pos de mí, repúdiese a sí mismo y tome su madero de tormento día tras día y sígame.” (LUC. 9:23)

POCO antes de terminar su ministerio, Jesús estaba predicando en Perea, una región ubicada al noreste de Judea, al otro lado del Jordán. Allí, un joven se le acercó y le preguntó qué tenía que hacer para heredar la vida eterna. Al ver que el joven estaba cumpliendo fielmente la Ley de Moisés, Jesús le hizo esta extraordinaria invitación: “Ve, vende las cosas que tienes, y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo, y ven, sé mi seguidor” (Mar. 10:21). ¡Imagínese: seguir a Jesús, el Hijo unigénito de Dios!

Aunque aquel joven rechazó la invitación, hubo quienes sí la aceptaron. Ya antes Jesús le había dicho a Felipe: “Sé mi seguidor” (Juan 1:43). Felipe accedió y más tarde llegó a ser uno de los apóstoles. Jesús invitó también a Mateo y recibió la misma respuesta (Mat. 9:9; 10:2-4). De hecho, Jesús “dijo a todos: ‘Si alguien quiere venir en pos de mí, repúdiese a sí mismo y tome su madero de tormento día tras día y sígame de continuo’” (Luc. 9:23). De modo que todos los que aman la justicia pueden seguir a Jesús si de verdad lo desean. ¿Es ese su caso? La mayoría de nosotros ya hemos aceptado la afectuosa invitación de Jesús, y al predicar le hacemos a la gente la misma invitación.

Lamentablemente, hay quienes se han interesado en la verdad de la Biblia, pero en vez de avivar ese interés y seguir a Jesús, han aflojado el paso y se han ido a la deriva (Heb. 2:1). Y nosotros, ¿cómo podemos seguir a Jesús con constancia? Algo que nos ayudará es hacernos estas preguntas: “¿Qué me motivó en un principio a seguir a Jesús? ¿Qué significa realmente ser seguidor de Jesús?”. La respuesta a estas dos preguntas nos dará las fuerzas para continuar en el camino que hemos escogido y ayudar a otras personas a seguir a Jesús.

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