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El hecho de que David comprendía las repercusiones relacionadas con jé‧sedh es obvio por sus siguientes palabras: “Me inclinaré hacia tu santo templo, y elogiaré tu nombre”.
¿Por qué? “A causa de tu bondad amorosa y a causa de tu apego a la verdad.” (Salmo 138:2.) David fue objeto de la bondad amorosa de Jehová, por lo que sin duda se sintió motivado a adorarlo y alabarlo.
Por ello, cuando vemos que Jehová nos muestra bondad amorosa, ¿nos sentimos impulsados a corresponderle? Por ejemplo, si se causa oprobio al nombre de Dios, ¿nos mueve a defenderlo el interés por Su reputación?
La lealtad a Jehová implica ser leal a su Palabra, la Biblia. ¿Por qué? Porque mediante sus páginas, Dios nos enseña a vivir. Las leyes y principios que constan en ella son los mejores y los más provechosos preceptos para la vida (Isaías 48:17).
No dejemos que la presión de los demás ni nuestras propias debilidades nos desvíen y nos hagan desobedecer las leyes divinas. Permanezcamos leales a la Palabra de Dios.
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