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Wednesday, June 29, 2011

“El mediador de un nuevo pacto”


 

 (Léase 1 Timoteo 2:5, 6.) Jesús es el “mediador entre Dios y los hombres”, “el mediador de un nuevo pacto” (Heb. 9:15; 12:24). Ahora bien, en vista de que Moisés también fue un mediador —en su caso, del pacto de la Ley—, ¿por qué decimos que Jesús es un mediador singular? (Gál. 3:19.)
 

 La palabra griega traducida “mediador” es un término jurídico. Dicho término alude al papel de abogado, o intermediario legal, que desempeña Jesús; él es el Mediador del nuevo pacto que produjo una nueva nación, “el Israel de Dios” (Gál. 6:16). Esta nación está compuesta de cristianos ungidos por espíritu que forman “un sacerdocio real” en los cielos (1 Ped. 2:9; Éxo. 19:6). En cambio, el pacto del que Moisés fue mediador no produjo una nación de esa clase.
 

 ¿Qué implica el hecho de que Jesús sea el Mediador? Pues bien, gracias a la sangre que Jesús derramó, Jehová tiene el derecho legal de declarar justos a quienes entran en el nuevo pacto (Rom. 3:24; Heb. 9:15). Entonces puede admitirlos en dicho pacto para que sean reyes y sacerdotes celestiales. El Mediador, Jesucristo, los ayuda a mantenerse puros ante Dios (Heb. 2:16).
 

 Pero hay quienes no forman parte del nuevo pacto, pues tienen la esperanza de vivir para siempre en la Tierra. ¿Qué ocurre con ellos? Aunque es cierto que no forman parte del nuevo pacto, sí se benefician de él, ya que reciben el perdón de sus pecados y son declarados justos como amigos de Dios (Sant. 2:23; 1 Juan 2:1, 2). Por eso, sea nuestra esperanza celestial o terrenal, tenemos buenas razones para valorar el papel que ejerce Jesús como Mediador del nuevo pacto.

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