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Friday, June 10, 2011

No tuvieron en cuenta el propósito de Dios



 

Hace unos cuatro mil años, un grupo de hombres trataron de impedir que se dispersara la humanidad y decidieron construir lo que llegó a conocerse como la torre de Babel. “¡Vamos! —dijeron—. Edifiquémonos una ciudad y también una torre con su cúspide en los cielos, y hagámonos un nombre célebre, por temor de que seamos esparcidos por toda la superficie de la tierra.” (Génesis 11:4.)
 

Sin embargo, lo que Dios tenía pensado para la Tierra era muy diferente, pues a Noé y sus hijos les había dicho: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra” (Génesis 9:1). ¿Qué decidió hacer Dios con los rebeldes de Babel? Hizo que empezaran a hablar en idiomas distintos para que no pudieran comunicarse. 

Y después “los esparció desde allí sobre toda la superficie de la tierra” (Génesis 11:5-8). Aquellos hombres aprendieron por las malas una importante lección: siempre que los planes humanos entran en conflicto con el propósito divino, lo que triunfa es la voluntad de Dios. La Biblia lo deja bien claro al decir: “El consejo de Jehová es lo que subsistirá” (Proverbios 19:21). ¿Tomará usted en cuenta estas lecciones del pasado?

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