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Friday, July 8, 2011

Cuando ‘tenemos los vientos en contra’


En su relato sobre lo que vivieron los discípulos de Jesús cuando, con grandes dificultades, trataban de cruzar el mar de Galilea en una embarcación, el evangelista Marcos dice que “se hallaban en un aprieto al remar, porque el viento estaba en su contra”. Jesús, todavía en la orilla, vio el apuro en que se encontraban y caminó milagrosamente sobre el mar para alcanzarlos. Cuando subió a la barca con ellos, el viento se apaciguó (Marcos 6:48-51).
 

El mismo escritor bíblico contó que en una ocasión anterior, “estalló una [...] violenta tempestad de viento”. Con eso, Jesús “reprendió al viento y [...] el viento se apaciguó, y sobrevino una gran calma” (Marcos 4:37-39).
 

Aunque hoy día no tenemos el privilegio de presenciar ese tipo de sucesos milagrosos, podemos aprender mucho de ellos. Dado que somos seres humanos imperfectos y vivimos en tiempos peligrosos, no somos inmunes a los vientos de la adversidad (2 Timoteo 3:1-5). De hecho, puede que en ocasiones nos parezca que la angustia que nos ocasionan los sufrimientos personales alcanza la intensidad de un vendaval. Pues bien, contamos con ayuda. Jesús hace esta invitación: “Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré” (Mateo 11:28).
 

Cuando nos parece que ‘tenemos los vientos en contra’, podemos experimentar “gran calma” interior. ¿Cómo? Confiando en las infalibles promesas de Jehová Dios (compárese con Isaías 55:9-11; Filipenses 4:5-7).

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