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Tuesday, July 12, 2011

“Hagan firme su corazón”


 

“Ustedes tienen necesidad de aguante, para que, después que hayan hecho la voluntad de Dios, reciban el cumplimiento de la promesa.” (HEBREOS 10:36.)
 

NINGÚN escritor bíblico se refirió tanto a la fe como el apóstol Pablo. Este escritor habló con frecuencia de aquellos cuya fe se había debilitado o extinguido. Por ejemplo, Himeneo y Alejandro ‘experimentaron naufragio respecto a su fe’ (1 Timoteo 1:19, 20). Demas abandonó a Pablo porque ‘amó el presente sistema de cosas’ (2 Timoteo 4:10). Algunos ‘repudiaron la fe’ por sus actos no cristianos e irresponsables. Otros se dejaron engañar por la falsa sabiduría y ‘se desviaron de la fe’ (1 Timoteo 5:8; 6:20, 21).
 

 ¿Por qué fracasaron así aquellos cristianos ungidos? Pues bien, “fe es la expectativa segura de las cosas que se esperan, la demostración evidente de realidades aunque no se contemplen” (Hebreos 11:1). Tenemos fe en lo que no podemos ver. No la necesitamos para aquello que contemplamos. Es más fácil trabajar por los bienes visibles que por las riquezas espirituales invisibles (Mateo 19:21, 22). Muchas cosas visibles, como “el deseo de la carne y el deseo de los ojos”, ejercen una gran atracción sobre nuestra carne imperfecta y pueden debilitarnos la fe (1 Juan 2:16).
 

 Sin embargo, Pablo dice, “el que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que llega a ser remunerador de los que le buscan solícitamente”. Moisés tuvo esa clase de fe. “Miraba atentamente hacia el pago del galardón” y “continuó constante como si viera a Aquel que es invisible” (Hebreos 11:6, 24, 26, 27). El cristiano también necesita esa clase de fe.

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