Jueves 14 de julio
Vete donde la hormiga, oh perezoso; mira sus caminos y hazte sabio (Pro. 6:6).
Pensemos en la sabiduría instintiva de la hormiga (Pro. 30:24, 25). Algunos investigadores creen que por cada persona hay por lo menos doscientas mil hormigas, que trabajan sin parar dentro y fuera de sus hormigueros. En la mayoría de las colonias hay tres tipos de hormigas: las reinas, los machos y las obreras, y cada grupo contribuye de manera única a atender las necesidades colectivas. Pensemos, por ejemplo, en la hormiga cortahojas, de Sudamérica, una experta jardinera. Este diminuto insecto fertiliza, trasplanta y poda sus cultivos de hongos a fin de aumentar la producción. Los expertos han descubierto que esta hábil jardinera organiza sus labores en función de la cantidad de comida que requiere la colonia. Las hormigas tienen mucho que enseñarnos. Por ejemplo, nos enseñan que si queremos obtener buenos resultados, tenemos que ser trabajadores.
Thursday, July 14
Go to the ant, you lazy one; see its ways and become wise.—Prov. 6:6.
Consider the instinctive wisdom of the ant. (Prov. 30:24, 25) Some researchers believe that for every human there are at least 200,000 ants, all of them busily toiling on and under the earth’s surface. Ants are organized into colonies, and in most colonies three types of ants can be found: queens, males, and workers. Each group contributes in its own way to caring for the colony’s needs. One particular ant, the South American leaf-cutting ant, could be called a sophisticated gardener. This little insect fertilizes, transplants, and prunes its fungus gardens in ways that maximize yield. Researchers have found that this skillful “gardener” adjusts its efforts according to the amount of food that is needed by the colony. We can learn from the ants. They teach us that diligent effort is needed if we wish to produce good fruitage.
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