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Sunday, July 10, 2011

‘Quitémonos todo peso’





En los juegos antiguos, los competidores no llevaban ropa ni equipo deportivo que les añadiera peso. “Los corredores solían participar completamente desnudos”, afirma el libro The Life of the Greeks and Romans (La vida de los griegos y los romanos). Sin vestidura alguna, los atletas ganaban en agilidad, libertad de movimientos y rapidez, pues no malgastaban energías llevando cargas innecesarias. Es muy probable que Pablo pensara en ello cuando escribió estas palabras a los cristianos hebreos: “Quitémonos nosotros también todo peso, [...] y corramos con aguante la carrera que está puesta delante de nosotros” (Hebreos 12:1).


¿Qué clase de cargas nos estorbarían en la carrera por la vida? Una podría ser el deseo de acumular bienes materiales que no necesitamos o mantener un estilo de vida costoso. Algunas personas quizá busquen seguridad en las riquezas o piensen que les traerán felicidad. Pero tal “peso” superfluo puede entorpecer al corredor hasta el punto de que, a la larga, en realidad no le dé mucha importancia a Dios (Lucas 12:16-21). Tal vez la vida eterna llegue a parecerle una esperanza lejana, de modo que diga para sus adentros: “El nuevo mundo llegará algún día, pero, mientras tanto, voy a aprovecharme de lo que este sistema ofrece” (compárese con 1 Timoteo 6:17-19). Tal óptica materialista puede fácilmente desviarnos de la carrera por la vida o hasta impedir que la iniciemos siquiera.


En el Sermón del Monte, Jesús declaró: “Nadie puede servir como esclavo a dos amos; porque u odiará al uno y amará al otro, o se apegará al uno y despreciará al otro. No pueden ustedes servir como esclavos a Dios y a las Riquezas”. Luego, tras referirse al hecho de que Jehová atiende las necesidades de los animales y las plantas, y explicar que los seres humanos son más valiosos que esas creaciones, dio esta exhortación: “Por eso, nunca se inquieten y digan: ‘¿Qué hemos de comer?’, o ‘¿qué hemos de beber?’, o ‘¿qué hemos de ponernos?’. 

Porque todas estas son las cosas en pos de las cuales las naciones van con empeño. Pues su Padre celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas. Sigan, pues, buscando primero el reino y la justicia de Dios, y todas estas otras cosas les serán añadidas” (Mateo 6:24-33).

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