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Friday, October 28, 2011

No olvidemos quién es el verdadero enemigo



La mayoría de la gente está preocupada por la situación mundial, pero no entiende por qué estamos tan mal. Y no lo entiende porque niega la existencia de Satanás, quien es el verdadero causante de los problemas. Es cierto que gran parte de esos problemas los ha provocado el ser humano. Desde que nuestros primeros padres, Adán y Eva, se independizaron del Creador, la humanidad ha ido cometiendo un error tras otro. 

Pero fue el Diablo quien engañó a Eva y la convenció de que se rebelara contra Dios. Es él quien ha creado el sistema en el que vive nuestra imperfecta y decadente sociedad, y es él quien lo está controlando. Puesto que Satanás es “el dios de este sistema de cosas”, la sociedad humana tiene las mismas características que él: orgullo, espíritu de contradicción o discordia, envidia, avaricia, deshonestidad y rebeldía (2 Cor. 4:4; 1 Tim. 2:14; 3:6; léase Santiago 3:14, 15). Tales características han generado conflictos políticos y religiosos, odio, corrupción y caos, lo que ha producido mucho dolor a la humanidad.
 

 Pero los siervos de Jehová podemos considerarnos privilegiados, pues sabemos quién es el culpable de la terrible situación en que está el mundo. ¿No se siente usted impulsado a dar a conocer esta verdad a la gente en la predicación? ¿No se siente usted feliz de poder defender el nombre del Dios verdadero y de poder explicarles a otras personas que Jehová acabará con Satanás y con todos nuestros sufrimientos?
 

 Satanás no solo es el responsable de muchos problemas del mundo, sino también de la oposición que sufre el pueblo de Dios. Él está decidido a ponernos a prueba. Jesucristo le dijo al apóstol Pedro: “Simón, Simón, ¡mira! Satanás ha demandado tenerlos para zarandearlos como a trigo” (Luc. 22:31). 

De igual modo, los que seguimos los pasos de Jesús vamos a sufrir algún tipo de prueba. Con razón dijo Pedro que el Diablo es un “león rugiente” que quiere devorarnos. Además, Pablo señaló: “Todos los que desean vivir con devoción piadosa en asociación con Cristo Jesús también serán perseguidos” (1 Ped. 5:8; 2 Tim. 3:12).
 

 Si un hermano sufre una desgracia, no debemos pensar que Jehová es el responsable. Como hemos visto, Satanás es quien tiene la culpa. En vez de actuar como los falsos compañeros de Job, que se distanciaron de él, actuaremos como Elihú, quien trató a Job como un verdadero amigo. Ayudaremos a nuestro hermano a luchar contra nuestro enemigo común, Satanás (Pro. 3:27; 1 Tes. 5:25). Nuestro objetivo es ayudarlo a mantenerse fiel en toda circunstancia, pues así podrá alegrar el corazón de Jehová.
 

 El Diablo comenzó su ataque contra Job eliminando su ganado, que posiblemente constituía su principal fuente de ingresos. Además, Job utilizaba algunos de esos animales para hacer sacrificios a Jehová. “Se levantaba muy de mañana [después de santificar a sus hijos] y ofrecía sacrificios quemados conforme al número de todos ellos; porque, decía Job, ‘quizás mis hijos hayan pecado y hayan maldecido a Dios en su corazón’. Así hacía Job siempre.” (Job 1:4, 5.) 

Pero cuando empezaron las pruebas, Job ya no podía seguir con su costumbre de sacrificar animales, pues había perdido las “cosas valiosas” con las que honraba a Jehová (Pro. 3:9). Sin embargo, aún podía honrarlo con los labios, y eso fue precisamente lo que hizo.






¿Por qué no ver las Escrituras aquí?   

 
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