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Tuesday, May 1, 2012

Jesús: su muerte



 

“El Hijo del hombre [...] vino [...] para dar su vida en rescate en cambio por muchos.” (MARCOS 10:45, nota)
 

JESÚS sabía lo que le esperaba. Tenía plena conciencia de que su vida no sería fácil y que sería asesinado de una forma terrible con poco más de treinta años. Aun así, estaba totalmente preparado para afrontar su final.
 

La Biblia concede mucha importancia a la muerte de Jesús. Según una obra de consulta, esta se menciona de forma directa más de ciento setenta y cinco veces en las Escrituras Griegas Cristianas (Nuevo Testamento). Pero ¿por qué tuvo que sufrir Jesús una muerte cruel? Es importante conocer la respuesta, pues su muerte puede ejercer un profundo efecto en nuestra vida.
 

▪ Lo que Jesús sabía Durante su último año de vida, Jesús habló en varias ocasiones de los sufrimientos y la muerte que le esperaban. Por ejemplo, mientras se dirigían a Jerusalén para celebrar la Pascua, les dijo a sus doce apóstoles: “El Hijo del hombre será entregado a los sacerdotes principales y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a hombres de las naciones, y se burlarán de él y le escupirán y lo azotarán y lo matarán” (Marcos 10:33, 34).* ¿Cómo es posible que supiera con tanta exactitud lo que le iba a ocurrir?
 

Jesús conocía bien las numerosas profecías de las Escrituras Hebreas (Antiguo Testamento) que describían su propia muerte (Lucas 18:31-33). A continuación se citan algunas de ellas, seguidas por los pasajes bíblicos que indican cómo se cumplieron.
 

Profecías sobre la muerte del Mesías
 

▪ Lo traicionarían por treinta monedas de plata (ZACARÍAS 11:12; MATEO 26:14-16).
 

▪ Le escupirían y lo golpearían (ISAÍAS 50:6; MATEO 26:67; 27:26, 30).
 

▪ Lo clavarían en un madero (SALMO 22:16, nota; MARCOS 15:24, 25).
 

▪ Se burlarían de él en su agonía (SALMO 22:7, 8; MATEO 27:39-43).
 

▪ Durante su ejecución no le partirían ningún hueso (SALMO 34:20; JUAN 19:33, 36).
Jesús cumplió estas y muchas otras profecías, y no es posible que él manipulara su cumplimiento. Ello demuestra que realmente era el enviado de Dios.
Ahora bien, ¿por qué fue necesario que Jesús sufriera aquella muerte?
 

▪ Para resolver dos cuestiones trascendentales Jesús estaba muy al tanto de las cuestiones que surgieron en el jardín de Edén, cuando un ángel rebelde logró que Adán y Eva desobedecieran a Dios. ¿Cuáles eran esas cuestiones? Primero, si la forma de gobernar de Dios era justa, y segundo, si los seres humanos serían leales a Dios al ser sometidos a prueba (Génesis 3:1-6; Job 2:1-5).
 

Con su muerte, Jesús dio una respuesta contundente a ambas cuestiones. Fue “obediente hasta la muerte [...] en un madero de tormento”, y así defendió que Dios es un Soberano justo (Filipenses 2:8). Además, demostró que un hombre perfecto podía ser leal a Dios incluso en las peores circunstancias.
 

▪ Para salvar a la humanidad El profeta Isaías predijo que el Mesías, con su sufrimiento y muerte, lograría borrar nuestros pecados (Isaías 53:5, 10). Consciente de ello, Jesús estuvo dispuesto a “dar su alma en rescate en cambio por muchos” (Mateo 20:28). Su sacrificio hizo posible que los seres humanos imperfectos tengamos una buena relación con Jehová y seamos liberados del pecado y la muerte. Gracias a este sacrificio podemos recuperar lo que Adán y Eva perdieron cuando pecaron: la posibilidad de vivir para siempre en la Tierra en condiciones perfectas (Revelación [Apocalipsis] 21:3, 4).
 

▪ Jesús y usted En esta serie de artículos hemos examinado lo que la Biblia dice sobre el origen, la vida y la muerte de Jesús. Ahora bien, no basta con que conozcamos la verdad acerca de Cristo. También tenemos que permitir que sus enseñanzas influyan en nuestra vida. Si así lo hacemos, seremos más felices y tendremos la maravillosa posibilidad de vivir para siempre. La Biblia indica lo que Dios espera que hagamos:
 

▪ Seguir aprendiendo acerca de Jesucristo y de la función que cumple en el propósito divino (JUAN 17:3).
 

▪ Ejercer fe en Jesús y llevar una vida que demuestre que lo aceptamos como Salvador (JUAN 3:36; HECHOS 5:31).

 

[Notas]*
 

Jesús se refirió a sí mismo muchas veces como “el Hijo del hombre” (Mateo 8:20). Con esta expresión no solo aclaró que era un ser humano en el sentido pleno de la palabra, sino que también se identificó como el “hijo del hombre” del que hablaban los profetas (Daniel 7:13, 14).


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