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Wednesday, October 24, 2012

“Toda Escritura es inspirada”



 

 El principal instrumento de comunicación entre Dios y los hombres es la Biblia. Esta ha sido inspirada por Dios, y todo su contenido puede beneficiarnos (2 Timoteo 3:16). En la Biblia se encuentran muchos ejemplos de gente real que, valiéndose de su libre albedrío, decidió escuchar la voz de Dios o no. Tales ejemplos nos recuerdan por qué es vital escuchar lo que el espíritu de Dios dice (1 Corintios 10:11). La Biblia también contiene sabiduría práctica, que nos sirve de guía cuando tenemos que tomar decisiones en la vida. Es como si Dios estuviera detrás de nosotros diciéndonos al oído las palabras: “Este es el camino. Anden en él”.
 

 Para oír lo que el espíritu dice a través de las páginas de la Biblia, debemos leerla regularmente. La Biblia no es tan solo un libro popular bien escrito, uno de tantos que hoy existen. Está inspirada por el espíritu de Dios y contiene Sus pensamientos. Hebreos 4:12 dice: “La palabra de Dios es viva, y ejerce poder, y es más aguda que toda espada de dos filos, y penetra hasta dividir entre alma y espíritu, y entre coyunturas y su tuétano, y puede discernir pensamientos e intenciones del corazón”. A medida que leemos la Biblia, su contenido penetra en nuestros pensamientos y motivos íntimos como una espada, revelando el grado en que nuestra vida se conforma a la voluntad de Dios.
 

 Los “pensamientos e intenciones del corazón” pueden cambiar con el paso del tiempo y por las experiencias de la vida, tanto las positivas como las negativas. Si no estudiamos constantemente la Palabra de Dios, nuestros pensamientos, actitudes y emociones dejarán de armonizar con los principios piadosos. Por ello, la Biblia nos aconseja: “Sigan poniéndose a prueba para ver si están en la fe, sigan dando prueba de lo que ustedes mismos son” (2 Corintios 13:5). Si queremos seguir oyendo lo que el espíritu dice, debemos acatar el consejo de leer la Palabra de Dios diariamente (Salmo 1:2).
 

 Un recordatorio importante para los lectores de la Biblia es el siguiente: hay que permitir tiempo suficiente para asimilar lo que se lee. Seguir el consejo de leer la Biblia todos los días no significa abarcar apresuradamente varios capítulos sin captar el sentido de la lectura. Aunque es fundamental leerla con regularidad, nuestra motivación no debe ser solo mantenernos al día con un horario; debemos tener un verdadero deseo de conocer mejor a Jehová y sus propósitos. Las siguientes palabras del apóstol Pablo nos permiten autoexaminarnos a este respecto. Cuando escribió a sus compañeros cristianos, les dijo: “Doblo mis rodillas ante el Padre, a fin de que les conceda [...] que mediante la fe de ustedes el Cristo more en sus corazones con amor; para que estén arraigados y establecidos sobre el fundamento, a fin de que sean enteramente capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura y longitud y altura y profundidad, y de conocer el amor del Cristo que sobrepuja al conocimiento, para que se les llene de toda la plenitud que Dios da” (Efesios 3:14, 16-19).
 

 Es cierto que a algunos de nosotros no nos gusta leer, mientras que otros son ávidos lectores. Sin embargo, sin importar cuál sea nuestra inclinación individual, podemos cultivar y profundizar el deseo de conocer mejor a Jehová. El apóstol Pedro explicó que debemos anhelar el conocimiento bíblico, y reconoció que ese deseo posiblemente tuviera que cultivarse. Escribió: “Como criaturas recién nacidas, desarrollen el anhelo por la leche no adulterada que pertenece a la palabra, para que mediante ella crezcan a la salvación” (1 Pedro 2:2). La autodisciplina es fundamental para ‘desarrollar el anhelo’ por el estudio bíblico. Tal como un nuevo alimento puede empezar a gustarnos después de probarlo varias veces, nuestra actitud hacia la lectura y el estudio puede mejorar si nos disciplinamos y seguimos un programa regular.


¿Por qué no ver las Escrituras aquí?

BIBLIA EN LINEA

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