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Thursday, December 13, 2012

PENSEMOS EN LOS DEMÁS




 

 Pablo señaló otro principio bíblico que debemos tener muy en cuenta al tomar decisiones personales: “Todas las cosas son lícitas; pero no todas las cosas edifican. Que cada uno siga buscando, no su propia ventaja, sino la de la otra persona” (1 Corintios 10:23, 24). ¿Qué nos ayudará a aplicar este principio cuando tratamos de encontrar actividades recreativas sanas? Hacernos la siguiente pregunta: “¿Cómo influirá en los demás lo que yo elija?”.
 

 Puede que nuestra conciencia considere “lícitas”, o permisibles, ciertas diversiones. Sin embargo, si observamos que otros cristianos con conciencia más delicada no opinan igual, tal vez decidamos buscar otras opciones. ¿Por qué? Porque no queremos ponerles una piedra de tropiezo en su servicio a Dios. Eso sería pecar “contra [nuestros] hermanos” e incluso, como indicó Pablo, pecar “contra Cristo”. Debemos tomar a pecho esta advertencia: “Eviten hacerse causas de tropiezo” (1 Corintios 8:12; 10:32). Los verdaderos cristianos optamos por prescindir de diversiones que, aunque quizás sean “lícitas”, no “edifican” a nuestros hermanos. De este modo seguimos los acertados y amorosos consejos de Pablo (Romanos 14:1; 15:1).
 

 Ahora bien, también hay que anteponer el bienestar del prójimo en el caso contrario, es decir, si somos nosotros los que tenemos la conciencia delicada. Si así es, no debemos empeñarnos en que los demás cristianos compartan nuestra opinión sobre el entretenimiento. Eso es tan poco razonable como pretender que todos los vehículos vayan por la carretera a la misma velocidad que nosotros queremos llevar. Por eso, si otros hermanos eligen el entretenimiento con un criterio algo diferente al nuestro, pero que no está en conflicto con los principios bíblicos, ¿qué haremos? Por amor, respetaremos su libertad. Así, “todos los hombres [podrán ver] lo razonables que [somos]” (Filipenses 4:5; Eclesiastés 7:16).
 

 En resumen, ¿qué debemos hacer para elegir bien las diversiones? Primero averiguaremos si presentan de forma explícita prácticas depravadas que se condenan directamente en la Biblia; de ser así, las rechazaremos. Y cuando nos enfrentemos a situaciones que no se tratan en la Palabra de Dios, analizaremos los principios bíblicos aplicables a cada caso. Además, evitaremos todo lo que pueda afectarnos la conciencia y estaremos dispuestos a ceder para no herir la sensibilidad de otras personas, y en particular, la de nuestros hermanos. Si nos esforzamos por elegir diversiones sanas, glorificaremos a Dios y nos mantendremos en su amor, tanto a nivel personal como familiar.



¿Por qué no ver las Escrituras aquí?

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