Miércoles 29 de junio
El que no reciba el reino de Dios como un niñito, de ninguna manera entrará en él (Mar. 10:15).
En una ocasión, los discípulos trataron de impedir que los padres le llevaran sus hijos a Jesús para que los bendijera. Pero a Jesús no le gustó nada lo que hicieron, así que les dijo: “Dejen que los niñitos vengan a mí; no traten de detenerlos, porque el reino de Dios pertenece a los que son así” (Mar. 10:13, 14). Entonces, se valió de los niños para enseñarles una lección a sus discípulos, diciéndoles las palabras del texto de hoy. Imagínese lo que algunos de esos niños sintieron años después, ya de adultos, al recordar que Jesús los había tomado en sus brazos y los había bendecido (Mar. 10:16). Hoy día, los niños del pueblo de Dios reciben los cuidados y el interés sincero de los ancianos y de otros miembros de la congregación, y cuando crezcan también recordarán con cariño toda esa atención. Lo que es más importante: estos niños aprenden desde pequeños que el espíritu santo de Jehová está con su pueblo.
Wednesday, June 29
Whoever does not receive the kingdom of God like a young child will by no means enter into it.—Mark 10:15.
On one occasion, Jesus’ disciples tried to prevent people from bringing their young children to Jesus for him to touch. Jesus was not pleased with his disciples. He told them: “Let the young children come to me; do not try to stop them, for the kingdom of God belongs to suchlike ones.” (Mark 10:13, 14) Then, using the children to provide an object lesson, he said the words of today’s text. Think for a moment about how some of those children would feel years later when as men and women, they would recall that Jesus Christ ‘took them into his arms and blessed them.’ (Mark 10:16) Today’s children too will look back with fondness on the elders and others who show them wholesome, unselfish interest. More important, from an early age, children who receive such genuine concern in the congregation learn that Jehovah’s spirit is on his people.
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