Cuidado con el alimento venenoso que está sobre la mesa delos demonios
10 El alimento que está sobre la mesa de los demonios es venenoso. Piense, por ejemplo, en el alimento que sirven la clase del esclavo malo y los apóstatas. No nutre ni fortalece; no es saludable.
No puede serlo, porque los apóstatas ya no se alimentan de la mesa de Jehová. Como consecuencia, han perdido todo vestigio de la nueva personalidad. No los impulsa el espíritu santo, sino una amargura mordaz. Están obsesionados con un solo objetivo: golpear a sus anteriores coesclavos, como predijo Jesús. (Mateo 24:48, 49.)
11 Por ejemplo, en el año 1909, el entonces presidente de la Sociedad Watch Tower, C. T. Russell, escribió sobre los que habían abandonado la mesa de Jehová y luego habían empezado a maltratar a sus anteriores coesclavos.
La revista Watch Tower (hoy conocida en español comoLa Atalaya) del 1 de octubre de 1909 comentó: “Todos los que se separan de la Sociedad y de su obra no prosperan ellos mismos ni edifican a otros en la fe ni los ayudan a cultivar los frutos del espíritu, sino que, según parece, hacen lo contrario, es decir, intentan perjudicar la Causa que en un tiempo defendieron, y, con más o menos escándalo, se hunden gradualmente en el olvido, perjudicándose a sí mismos y dañando a otros que también manifiestan un espíritu contencioso. [...]
Si algunos creen que pueden conseguir un alimento bueno o mejor en otras mesas, o que pueden producirlo ellos mismos, que sigan su propio camino. [...] No obstante, aunque permitimos que otros busquen donde quieran el alimento y la luz que los satisfaga, sorprende que los que se vuelven nuestros enemigos escojan un camino muy diferente. En vez de decir con la actitud valerosa del mundo: ‘Adiós, he encontrado algo que prefiero’, estas personas muestran cólera, malicia, odio, contiendas, ‘obras de la carne y del diablo’, a un grado que jamás habíamos visto en la gente mundana.
Parece que se les ha inoculado locura, rabia satánica. Algunos de ellos nos hieren y luego dicen que nosotros los herimos a ellos. Están prestos para decir y escribir despreciables falsedades y rebajarse hasta el grado de obrar con vileza”.
12 Sí, los apóstatas publican obras que contienen tergiversaciones, verdades a medias y completas falsedades. Hasta envían manifestantes a las asambleas de los Testigos con la intención de entrampar a los incautos.
Por consiguiente, sería peligroso dejar que nuestra curiosidad nos impulsara a alimentarnos de esos escritos o a escuchar esa habla injuriosa. Aunque no nos parezca que supone un peligro para nosotros, aún existe un riesgo. ¿Por qué? En primer lugar, algunas publicaciones apóstatas presentan mentiras por medio de “palabras melosas” y “palabras fingidas”.
(Romanos 16:17, 18; 2 Pedro 2:3.) ¿No es eso lo que se esperaría de la mesa de los demonios? Y aunque los apóstatas quizás presenten también algunos hechos, por lo general son sacados de su contexto con el propósito de apartar a otros de la mesa de Jehová. Todos sus escritos simplemente critican y derrumban. No hay nada edificante.
13 Jesús dijo: “Por sus frutos los reconocerán”. (Mateo 7:16.) Pues bien, ¿cuáles son los frutos de los apóstatas y de sus publicaciones? Cuatro cosas caracterizan su propaganda: 1) astucia; Efesios 4:14 dice que son “[astutos] en tramar el error”; 2) inteligencia con arrogancia; 3) falta de amor, y 4) diversas formas de falta de honradez. Estos son precisamente los ingredientes del alimento que se sirve sobre la mesa de los demonios, y su objetivo es socavar la fe del pueblo de Jehová.
14 Hay otro aspecto más que debemos examinar. ¿A qué han regresado los apóstatas? En muchos casos han vuelto a entrar en la oscuridad de la cristiandad y sus doctrinas, como la creencia de que todos los cristianos van al cielo.
Además, la mayoría de ellos ya no mantienen una postura bíblica firme con relación a la sangre, la neutralidad y la necesidad de dar testimonio acerca del Reino de Dios. Nosotros, en cambio, hemos escapado de la oscuridad de Babilonia la Grande y no queremos volver nunca a ella.
(Revelación 18:2, 4.) Como siervos leales de Jehová, ¿por qué querríamos siquiera echar un vistazo a la propaganda de los que han rechazado la mesa de Jehová y que ahora golpean verbalmente a los que nos ayudan a ingerir “palabras saludables”? (2 Timoteo 1:13.)
15 Puede ser que algunos tengan curiosidad por conocer las acusaciones de los apóstatas. No obstante, debemos tomar en serio el principio enunciado en Deuteronomio 12:30, 31. Ahí Jehová advirtió a los israelitas mediante Moisés sobre lo que debían evitar cuando desposeyeran a los habitantes paganos de la Tierra Prometida.
“Cuídate por temor de que quedes entrampado tras ellas, después que hayan sido aniquiladas de delante de ti, y por temor de que inquieras respecto a sus dioses, diciendo: ‘¿Cómo acostumbraban estas naciones servir a sus dioses? Y yo, sí, yo, ciertamente haré de la misma manera’. No debes hacerle de esa manera a Jehová tu Dios.” Sí, Jehová Dios sabe cómo funciona la curiosidad humana. Recuerde a Eva y a la esposa de Lot.
(Lucas 17:32; 1 Timoteo 2:14.) Nunca prestemos atención a lo que dicen o hacen los apóstatas. Más bien, mantengámonos ocupados edificando a otras personas y alimentándonos lealmente de la mesa de Jehová.
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