Dios creó a Adán y Eva como seres inteligentes y libres de agentes morales. Como sus descendientes, que también son agentes morales libres. ¿Qué significa eso?
Esto significa que podemos decidir hacer bien o hacer el mal. En otras palabras, Dios nos ha dado la libertad para elegir a obedecer o desobedecer. Junto con la libertad tan grande, viene la responsabilidad, la rendición de cuentas. Nuestras decisiones morales de vida o muerte para nosotros. Ellos también tienen un impacto en quienes nos rodean. Debido a nuestra imperfección heredada, la obediencia no llega de forma natural. No siempre es fácil obedecer las leyes de Dios. Por supuesto, cuando no hay sacrificio, dolor o molestias se trata, la obediencia es más fácil. Pero, ¿cómo responder cuando hay un conflicto entre nuestro deseo de ser obediente y "el deseo de la carne y el deseo de los ojos"? 1 Juan 2:16.
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