Valor del amor
El rey pidió a sus tres hijas cuánto lo amaban.
Una de ellas respondió que lo amaba más que toda la plata en el mundo.
La segunda hija respondió: "Más que todo el oro del mundo".
La más joven dijo que quería más que a la sal.
El rey no estaba contento con su respuesta, mientras pensaba en la sal no era muy apetecible. Pero el cocinero, al oír el comentario, no poner sal en nada para el desayuno la mañana siguiente, y la comida era tan insípido que el rey no podía disfrutar de ella.
Luego vio que la fuerza de la observación de su hija menor. Ella lo amaba tan bien que nada era bueno sin él.
¿Amamos a Jehová en la misma forma? Si pensamos que nada es bueno sin su guía, entonces estamos igual que hija más joven de este rey.
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