Es necesario que prestemos más de la acostumbrada atención a las cosas oídas por nosotros, para que nunca se nos lleve a la deriva (Heb. 2:1).
Los tiempos en que vivimos son muy difíciles y todos estamos muy ocupados, por lo que quizá no nos demos cuenta de que algún hermano se está alejando de la congregación. No obstante, Jehová sí lo ve, pues valora mucho a sus ovejas. Cada una de ellas es tan valiosa para él como lo es para nosotros cada parte de nuestro cuerpo. Por eso, todos debemos interesarnos sinceramente en nuestros hermanos y cuidarnos unos a otros (1 Cor. 12:25). ¿Ve usted así a sus hermanos? Aunque los ancianos son los primeros en buscar y ayudar a quienes se han apartado, no deben ser los únicos en preocuparse por ellos. Todos podemos y debemos cooperar con los ancianos animando y fortaleciendo espiritualmente a los hermanos a fin de que regresen al rebaño.
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