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Thursday, July 1, 2010

¿Qué significado tienen los sucesos actuales?



JESUCRISTO dijo que “la conclusión del sistema de cosas” se caracterizaría por guerras, escasez de alimentos, pestes y terremotos (Mateo 24:1-8; Lucas 21:10, 11).
Desde 1914, las guerras, ya sea entre naciones o entre etnias, han empañado la historia de la humanidad. Estos conflictos son a menudo consecuencia de la intromisión del clero en la política y, más recientemente, del terrorismo internacional.
Pese a los adelantos científicos, las hambrunas se cobran millones de vidas anualmente, y asciende a cientos de millones el número de personas que por todo el mundo sufren debido a la escasez crónica de alimentos.
Las pestes, o epidemias, constituyen otra faceta de la señal que dio Jesús. La epidemia de gripe que se declaró tras la primera guerra mundial segó más de veintiún millones de vidas. A diferencia de las plagas de la antigüedad, que diezmaban a la población en zonas muy concretas, en aquella ocasión se vieron afectadas multitud de naciones, e incluso islas remotas. En nuestros días, el sida se extiende como un reguero de pólvora por todo el planeta, y otras enfermedades como la tuberculosis, el paludismo, la ceguera de los ríos y el mal de Chagas siguen afectando a los países en desarrollo.
Todos los años se registran decenas de miles de terremotos de diversa intensidad. Pese a contar con instrumental y métodos modernos de alerta, los desastres provocados por los sismos en los núcleos urbanos siguen siendo noticia.
La Biblia también predijo: “Sabe esto, que en los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin autodominio, feroces, sin amor del bien, traicioneros, testarudos, hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios, teniendo una forma de devoción piadosa, pero resultando falsos a su poder; y de estos apártate” (2 Timoteo 3:1-5).
¿No le parece que nos hallamos en esos “tiempos críticos, difíciles de manejar”?
¿Se ha fijado en que la gente es sumamente egoísta, materialista y orgullosa?
¿Quién podría negar que el mundo está lleno de individuos exigentes, ingratos, desleales e incapaces de ponerse de acuerdo?
¿Ha observado que la desobediencia a los padres y la falta de cariño han aumentado de forma alarmante no solo en determinados lugares, sino a nivel mundial?
Sin duda, usted se da cuenta de que vivimos en un mundo que está obsesionado con la búsqueda de placeres y que carece de amor por el bien. Así describe la Biblia las actitudes predominantes en “los últimos días”.
¿Hacen falta más pruebas para identificar los tiempos en que vivimos? Jesús también predijo que durante este mismo período se predicarían en toda la Tierra habitada las buenas nuevas del Reino de Dios (Mateo 24:14). ¿Se está cumpliendo dicha profecía?
La Atalaya, una revista que se basa en la Biblia y cuyo propósito es anunciar las buenas nuevas del Reino de Jehová, es la publicación periódica que se imprime en el mayor número de idiomas.
Todos los años, los testigos de Jehová dedican más de mil millones de horas a hablar al prójimo sobre el Reino de Dios.
Además, editan publicaciones bíblicas en unos cuatrocientos idiomas, algunos de los cuales solo hablan grupos minoritarios en lugares remotos. Los testigos de Jehová han difundido el mensaje de las buenas nuevas por todas las naciones, llegando a predicar incluso en numerosas islas y territorios que por su reducido tamaño carecen de relevancia en la escena política. En la mayoría de los países llevan a cabo un programa regular de educación bíblica.
Así es, las buenas nuevas del Reino de Dios se están predicando en toda la Tierra habitada, no para convertir al mundo, sino para dar testimonio. En todas partes se ofrece a las personas la oportunidad de demostrar si se interesan en saber quién es el Creador de los cielos y la Tierra y si mostrarán respeto por sus leyes y amor al prójimo (Lucas 10:25-27; Revelación [Apocalipsis] 4:11).
Dentro de poco, el Reino de Dios limpiará el planeta de toda maldad y lo convertirá en un paraíso (Lucas 23:43).
[Recuadro de la página 6]
¿De qué últimos días se trata?
  No se trata de los últimos días de la humanidad, pues según la Biblia, quienes hagan la voluntad de Dios podrán vivir para siempre (Juan 3:16, 36; 1 Juan 2:17).
  Tampoco nos referimos a los últimos días del planeta, ya que la Palabra de Dios promete que la Tierra estará habitada por toda la eternidad (Salmo 37:29; 104:5; Isaías 45:18).
  Más bien, son los últimos días de este sistema de cosas, donde reinan la violencia y la falta de amor, así como de quienes se aferren a él (Proverbios 2:21, 22).
[Ilustración y recuadro de la página 7]
¿Es la Biblia realmente la Palabra de Dios?
  Los profetas bíblicos escribieron en repetidas ocasiones: “Esto es lo que ha dicho Jehová” (Isaías 43:14; Jeremías 2:2). Incluso Jesucristo, el Hijo de Dios, destacó el hecho de que él ‘no hablaba por sí mismo’ (Juan 14:10). La propia Biblia dice claramente: “Toda Escritura es inspirada de Dios” (2 Timoteo 3:16).
  Ningún otro libro se ha publicado en tantos idiomas (más de dos mil doscientos, según las Sociedades Bíblicas Unidas) ni cuenta con semejante distribución (más de cuatro mil millones de ejemplares). ¿Acaso debería esperarse menos de un mensaje de Dios para la humanidad?
  En el libro La Biblia... ¿la Palabra de Dios, o palabra del hombre?, editado por los testigos de Jehová, encontrará un análisis más detallado de las pruebas que apoyan la inspiración divina de las Escrituras.
  Leer la Biblia reconociendo que realmente es la Palabra de Dios tendrá un enorme impacto en su vida.
[Ilustraciones y recuadro de la página 8]
¿Qué es el Reino de Dios?
  Es un gobierno celestial instaurado por el Dios verdadero, Jehová, Creador del cielo y la Tierra (Jeremías 10:10, 12).
  La Biblia indica que Dios ha concedido a Jesucristo autoridad para gobernar (Revelación 11:15). Cuando estuvo en la Tierra, Jesús demostró dicha autoridad de forma sorprendente al controlar las fuerzas naturales, curar toda clase de dolencias e incluso resucitar a algunas personas que habían muerto (Mateo 9:2-8; Marcos 4:37-41; Juan 11:11-44). Una profecía bíblica inspirada predijo que el Altísimo también le otorgaría “gobernación y dignidad y reino, para que los pueblos, grupos nacionales y lenguajes todos le sirvieran aun a él” (Daniel 7:13, 14). Ese gobierno se conoce como el Reino de los cielos, y es precisamente desde los cielos desde donde Jesucristo gobierna en la actualidad.
[Ilustraciones de la página 7]
Las buenas nuevas se predican por todo el mundo

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