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Tuesday, September 7, 2010

TEMA DEL AÑO; ( TERCERA PARTE ).


TEMA DEL AÑO; ( TERCERA PARTE ).

El tema del año que viene, se basa en una frase especial enmarcada en Juan 15:19;

“Ustedes no son parte del mundo”

Los discursos  de nuestra esperada asamblea de circuito, se han preparado para ayudarnos  primeramente a;

“ ¿CÓMO NOS PROTEGE EL SERVICIO DE TIEMPO COMPLETO? ” .

“ NO SER PARTE DEL MUNDO ” .

La importancia de evitar contaminarnos con;

“ LA BESTIA SALVAJE ” .

“ LA GRAN RAMERA ” .

“ LOS COMERCIANTES VIAJEROS ”

En otra serie de discursos, recibiremos la animosa exhortación de;

“ AMAR A JEHOVÁ Y NO AL MUNDO ” .

“ CONSERVAR NUESTRA POSTURA COMO RESIDENTES FORASTEROS ” .

“ COBRAR VALOR PARA VENCER AL MUNDO ” .


ANTE, ESTE  BANQUETE ESPIRITUAL QUE JEHOVÁ NOS OFRECE BONDADOSAMENTE, MEDIANTE SU ESCLAVO FIEL Y DISCRETO SURGE LA PREGUNTA;

¿ESTAMOS PREPARANDO CON GOZO NUESTRA; MENTE, CORAZÓN Y CUERPO PARA RECIBIRLO?

BIEN, SIENDO ASÍ; EXAMINEMOS JUNTOS PARTE DEL EXQUISITO MENU QUE DEGUSTAREMOS EN COMPAÑÍA DE NUESTR@S AMAD@S HERMAN@S.

El pasado 30 de agosto, pusimos a consideración como,
( Segunda Parte )un breve análisis del tema;

“ NO SER PARTE DEL MUNDO ” .

Esta semana del 5 de Septiembre,  como ( tercera parte ) compartiremos un análisis breve de otro de los platillos fuertes, que se servirán en la mesa de Jehová;

La importancia de evitar contaminarnos con;

“ LA BESTIA SALVAJE ” .

¿Puede identificar la bestia salvaje su marca?

En su Palabra inspirada, Jehová mismo, nos da los indicios necesarios con relación al 666, el nombre o la marca de la bestia salvaje del capítulo 13 de Revelación.
Empesaremos por analizar cuatro argumentos fundamentales que nos dejaran claro el significado de la marca de la bestia. 

1) cómo se escogen a veces los nombres bíblicos. 
2) la identidad de la bestia salvaje. 
3) qué significa que el 666 sea un “número de hombre”. 
y 4) el significado del 6 y la razón por la que se repite tres veces, en las unidades, decenas y centenas, lo que da la cifra 666 (Revelación 13:18).

¿por que se dice, que los nombres bíblicos son más quenombres?

Los nombres bíblicos suelen tener un significado especial, principalmente los dados por Dios. Tomemos por ejemplo a Abrán. Como había de ser padre de naciones, Dios cambió el nombre del patriarca al de Abrahán, que significa “Padre de una Multitud” (Génesis 17:5, nota).

También, mandó a José y María que le pusieran Jesús(“Jehová Es Salvación”) al niño que iba a nacer (Mateo 1:21, nota; Lucas 1:31). 

De acuerdo con el significado especial de este nombre, Jehová hizo posible nuestra salvación mediante el ministerio y el sacrificio redentor de Jesús (Juan 3:16).

Por lo tanto, la designación 666 dada por Dios ha de simbolizar lo que él considera atributos distintivos de la bestia. Naturalmente, para entender sus características, debemos identificarla y conocer su actuación.



Los indicios para descifrar el significado del 666

 1. Los nombres bíblicos a menudo indican algo de las cualidades o la vida de su portador, como en el caso de Abrahán, Jesús y muchos otros. Así mismo, las características de la bestia se plasman en su nombre, o número.

2. Las diversas bestias que aparecen en el libro de Daniel representan reinos, o imperios, que se suceden. La bestia compuesta que se menciona en Revelación 13:1, 2 simboliza el sistema político mundial controlado por Satanás, de quien recibe su poder.

 3. El hecho de que la bestia tenga un “número de hombre”, o “una cifra humana”, indica que es una entidad terrestre, no un demonio; de ahí que manifieste defectos humanos debido al pecado y la imperfección.

 4. Para Dios, el 6 destaca la imperfección, pues no llega al 7, que representa lo completo, o perfecto, según la Biblia. El 666 subraya la imperfección en sumo grado, ya que repite el 6 tres veces.

Se desenmascara a la bestia

El libro bíblico de Daniel contribuye mucho a descifrar el significado de las bestias simbólicas. El capítulo 7 contiene una gráfica descripción de “cuatro enormes bestias”: un león, un oso, un leopardo y un monstruo espantoso con grandes dientes de hierro (Daniel 7:2-7). Daniel nos dice que representan “reyes”, o gobiernos políticos, que se suceden unos a otros en la dominación de grandes imperios (Daniel 7:17, 23).

Tocante a la bestia de Revelación 13:1, 2, The Interpreter’sDictionary of the Bible señala que “reúne en sí misma las características de las cuatro bestias de la visión de Daniel [...]. Por consiguiente, esta primera bestia [de Apocalipsis] representa las fuerzas aliadas de todo régimen político en oposición a Dios”. 
Confirma esta observación Revelación 13:7, que dice de la bestia: “Se le dio autoridad sobre toda tribu y pueblo y lengua y nación”.

¿Por qué emplea la Biblia bestias para simbolizar a los gobiernos humanos? 

Al menos, por dos razones. 

primera es el horroroso historial de derramamiento de sangre que se han labrado a lo largo de los siglos. “La guerra es una de las constantes de la historia —escribieron los historiadores Will y Ariel Durant— y no ha disminuido con la civilización o la democracia.” Y qué gran verdad es que “el hombre ha dominado al hombre para perjuicio suyo” (Eclesiastés 8:9). 

La segunda razón es que “el dragón [Satanás] dio a la bestia su poder y su trono y gran autoridad” (Revelación 12:9; 13:2). Por lo tanto, la gobernación humana es obra del Diablo y manifiesta su salvaje y feroz naturaleza (Juan 8:44; Efesios 6:12).

Lo antedicho no implica que todo gobernante humano sea un instrumento directo de Satanás, pues en cierto modo, los gobiernos son “ministro[s] de Dios”, que aportan estabilidad a la sociedad humana, y sin los cuales reinaría el caos. En ocasiones han protegido los derechos humanos fundamentales, entre los que figura el de participar en la adoración verdadera, algo que Satanás odia (Romanos 13:3, 4; Esdras 7:11-27; Hechos 13:7). Con todo, debido a la influencia diabólica, ninguna institución ni ser humano ha sido capaz de obtener paz y seguridad duradera (Juan 12:31).

“Una cifra humana”

Un dato interesante, para desentrañar el significado del 666 la constituye el hecho de que sea un “número de hombre”, o “una cifra humana”, como traduce la Nueva BibliaEspañola. Con esta expresión no se alude a una persona, pues quien tiene autoridad sobre la bestia es el Diablo, y no ningún hombre (Lucas 4:5, 6; 1 Juan 5:19; Revelación 13:2, 18). 

El que la bestia ostente “una cifra [o marca] humana” indica que se trata de una entidad terrestre, no de un espíritu o demonio, y, por tanto, manifiesta características humanas. ¿Cuáles son? La Biblia responde diciendo: “todos [los hombres] han pecado y no alcanzan a la gloria de Dios” (Romanos 3:23). El que la bestia tenga “una cifra humana” indica, pues, que los gobiernos reflejan la condición caída de la humanidad, la marca del pecado y de la imperfección.
La historia lo corrobora. “Todas las civilizaciones que han existido han terminado por derrumbarse —dijo el ex secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger—. La historia es una recopilación de intentos que fracasaron, de aspiraciones que no se realizaron. [...] De modo que el historiador ha de aceptar la inevitabilidad de la tragedia.” Esta franca valoración de Kissinger es prueba fehaciente de la siguiente verdad bíblica fundamental: “Al hombre terrestre no le pertenece su camino. No pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso” (Jeremías 10:23).
Una vez identificada la bestia y conociendo el punto de vista de Dios sobre ella, ya podemos analizar el aspecto del número 6 y la razón por la que se repite tres veces, en las unidades, decenas y centenas.

¿Por qué se repite tres veces?

En las Escrituras hay números que tienen un significado simbólico. El 7, por ejemplo, simboliza lo que es completo, o perfecto, a los ojos de Dios. Una muestra de ello es la semana creativa de Dios compuesta de siete ‘días’, o largos períodos de tiempo, en los que creó todo lo que se había propuesto tocante a la Tierra (Génesis 1:3–2:3). 

Los “dichos” de Jehová son como plata “clarificada siete veces”, o sea, perfectamente refinada (Salmo 12:6; Proverbios 30:5, 6). A Naamán, que contrajo lepra, se le mandó que se bañara siete veces en el río Jordán, y, como consecuencia, sanó por completo (2 Reyes 5:10, 14).

Seis no llega a siete, por lo que sin lugar a dudas es un símbolo apropiado de algo imperfecto o defectuoso a los ojos de Dios (1 Crónicas 20:6, 7). Es más, su repetición en las unidades, decenas y centenas subraya con énfasis tal imperfección. Apoya este razonamiento el hecho de que el 666 sea “una cifra humana”, como hemos visto. Por consiguiente, el historial de la bestia, su “cifra humana” y la configuración del número 666 llevan a una clara conclusión: grave deficiencia y fracaso total ante los ojos de Jehová.
La descripción de los defectos de la bestia nos hace recordar lo que se dijo del rey Belsasar de la antigua Babilonia. Mediante Daniel, Jehová informó al monarca: “Has sido pesado en la balanza y has sido hallado deficiente”. Aquella misma noche, Belsasar fue muerto y el poderoso Imperio babilonio cayó (Daniel 5:27, 30). De igual modo, la sentencia divina contra la bestia política y aquellos que llevan su marca presagia el fin de esta entidad y de sus apoyadores. Sin embargo, Dios no solo erradicará un sistema político, sino todo vestigio de la gobernación humana (Daniel 2:44; Revelación 19:19, 20). Por ello, es de suma importancia que no tengamos la mortal marca de la bestia.

Se identifica la marca

Inmediatamente después de revelar el número 666, el libro de Revelación menciona a 144.000 seguidores del Cordero, Jesucristo, que tienen el nombre de él y el de su Padre, Jehová, escritos en la frente, lo cual indica que pertenecen a Jehová y a su Hijo, de quienes dan testimonio con orgullo. Así mismo, quienes tienen la marca de la bestia declaran su sumisión a la bestia, puesto que la marca, ya sea en la mano derecha o en la frente, es en sentido figurado un símbolo que indica que su portador rinde pleitesía a los feroces sistemas políticos del mundo. 
Quienes ostentan la marca dan a “César” lo que en justicia pertenece a Dios (Lucas 20:25; Revelación 13:4, 8; 14:1).

¿De qué manera? Tributando una honra reverencial al Estado, sus símbolos y su poder militar, a los cuales recurren en busca de esperanza y salvación. Todo culto que rinden al Dios verdadero son meras palabras.
En contraste, la Biblia nos exhorta: “No cifren su confianza en nobles, ni en el hijo del hombre terrestre, a quien no pertenece salvación alguna. Sale su espíritu, él vuelve a su suelo; en ese día de veras perecen sus pensamientos” (Salmo 146:3, 4). 
Los que obedecen este sabio consejo no quedan desilusionados cuando los gobiernos no cumplen sus promesas o cuando políticos carismáticos caen en desgracia (Proverbios 1:33).
Lo dicho no significa que los auténticos cristianos adopten una actitud pasiva ante la crisis de la humanidad. Al contrario, proclaman con celo el único gobierno que resolverá los problemas de la sociedad: el Reino de Dios, al cual representan (Mateo 24:14).

¿Cómo nos protegeremos de la contaminación de la bestia por el hecho de que el fin de este sistema perverso se aproxime rápidamente?

El apóstol Pedro escribió: “Puesto que todas estas cosas así han de ser disueltas, ¡qué clase de personas deben ser ustedes en actos santos de conducta y hechos de devoción piadosa[!]” (2 Ped. 3:11).
Estas palabras subrayan la necesidad de asegurarnos de siempre cumplir los mandatos divinos y realizar obras que demuestren nuestro amor por Dios.
Una de tales obras es participar todo lo que podamos en la predicación de las buenas nuevas del Reino antes de que llegue el fin. Además, recordemos que Pedro escribió: “El fin de todas las cosas se ha acercado. Sean [...] vigilantes en cuanto a oraciones” (1 Ped. 4:7). Así que también debemos orar constantemente a Jehová y pedirle que nos guíe mediante su espíritu santo y su congregación mundial. De ese modo nos acercaremos a él y le demostraremos que lo amamos.

En estos tiempos peligrosos, es necesario que nos tomemos muy en serio este consejo divino: “Vigilen cuidadosamente que su manera de andar no sea como imprudentes, sino como sabios, comprándose todo el tiempo oportuno que queda, porque los días son inicuos” (Efe. 5:15, 16). Hoy hay más maldad que nunca. Satanás ha ideado muchas cosas para impedir que la gente haga la voluntad de Dios, o simplemente para desviar su atención de ello. Los siervos de Jehová lo sabemos, y no queremos que nada socave nuestra lealtad. Sabiendo lo que va a ocurrir dentro de poco, confiamos en él y en sus propósitos (léase 1 Juan 2:15-17).

Jehová cumplirá su maravillosa promesa de levantar a los muertos, pues “va a haber resurrección así de justos como de injustos” (Hech. 24:15). Observe qué clara es esta promesa: ¡“Va a haber [una] resurrección”! El Creador ha dado su palabra, así que sucederá sin falta. Isaías 26:19 promete: “Tus muertos vivirán. [...] ¡Despierten y clamen gozosamente, residentes del polvo! [...] [La] tierra misma dejará que hasta los que están impotentes en la muerte caigan en nacimiento”. 

El cumplimiento inicial de estas palabras, que tuvo lugar cuando el pueblo de Dios fue restaurado a su tierra natal, nos garantiza que se cumplirán de manera literal en el nuevo mundo. ¡Qué regocijo habrá cuando los resucitados puedan abrazar a sus seres queridos! El fin del mundo de Satanás y el comienzo del nuevo mundo de Dios están muy cerca. Por eso es esencial que nos mantengamos vigilantes.



Una vez más, podemos meditar en lo valioso que es el alimento que jehová prepara para mantenernos bien nutridos espiritualmente.

La semana próxima y en sucesivas, si la misericordia de nuestro padre Jehová nos permite, seguiremos poniendo a su consideración un cuarto análisis de lo que implica;

La importancia de evitar contaminarnos con;

“ LA GRAN RAMERA ” .

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