Nuestro “adversario, el Diablo —explica el apóstol Pedro—, anda en derredor como león rugiente, procurando devorar a alguien”. (1 Pedro 5:8.) Como sabe que le queda poco tiempo, Satanás ejerce más presión que nunca sobre los seres humanos para que no sirvan a Jehová. Tengamos presente que este “león rugiente” está especialmente interesado en devorar a los siervos de Jehová. (Revelación [Apocalipsis] 12:12, 17.) Sus métodos de caza son parecidos a los del león literal. ¿En qué sentido?
A veces Satanás caza al acecho: nos somete a persecución u oposición con el fin de quebrantar nuestra integridad y que así dejemos de servir a Jehová. (2 Timoteo 3:12.) Pero, al igual que el león, en otras ocasiones el Diablo sencillamente se aprovecha de cierta situación. Espera a que nos desanimemos o nos cansemos, y se vale de nuestro abatimiento para hacer que nos demos por vencidos. No queremos convertirnos en presa fácil para él.
Vivimos en el período más difícil de la historia humana. En estos “tiempos críticos, difíciles de manejar”, muchos de nosotros pudiéramos sentirnos desanimados y cargados de vez en cuando. (2 Timoteo 3:1.) Si así es, ¿qué podemos hacer para no cansarnos hasta el grado de convertirnos en presa fácil para el Diablo? ¿Cómo podemos seguir el consejo inspirado del apóstol Pablo: “No desistamos de hacer lo que es excelente, porque al debido tiempo segaremos si no nos cansamos”? (Gálatas 6:9.)
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