“El deseo, cuando se realiza, es placentero al alma —afirma el sabio rey—; pero es cosa detestable a los estúpidos apartarse del mal.” (Proverbios 13:19.) Cierta obra de consulta dice lo siguiente sobre el significado de este proverbio: “Cuando una persona logra una meta o ve cumplirse un deseo, la satisfacción invade todo su ser [...]. Puesto que alcanzar nuestro objetivo es una experiencia sumamente placentera, se deduce que apartarse del mal debe ser una abominación para los tontos. Las aspiraciones de estos solo se realizan recurriendo a métodos infames, y si abandonaran el mal, nunca tendrían el placer de realizar sus deseos”. Por ello, es fundamental que cultivemos deseos apropiados.
Nuestras compañías ejercen una gran influencia en nuestros pensamientos, gustos y aversiones. Salomón enuncia una verdad eterna al decir: “El que está andando con personas sabias se hará sabio, pero al que está teniendo tratos con los estúpidos le irá mal” (Proverbios 13:20). Así es, aquellos con quienes nos relacionamos, incluso mediante el entretenimiento, Internet y la lectura, influyen en la clase de personas que somos o llegaremos a ser. Por eso, es muy importante que elijamos nuestras compañías con prudencia.
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