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Friday, September 21, 2012

Andemos con un corazón unificado




“Instrúyeme, oh Jehová [...] Unifica mi corazón para que tema tu nombre.” (SALMO 86:11.)

‘OH JEHOVÁ, tú eres Dios, tú solo.’ (Salmo 86:8, 10.) David alabó a Dios con un corazón rebosante de aprecio. Aun antes de que David fuera rey sobre todo Israel, Jehová lo libró de Saúl y de los filisteos. Por ello pudo cantar: “Jehová es mi peñasco y mi plaza fuerte y el Proveedor de escape para mí. Con alguien leal tú actuarás en lealtad”. (2 Samuel 22:2, 26.) Jehová había librado a su siervo leal de muchas pruebas. David podía confiar plenamente en su Dios leal, pero seguía necesitando la guía divina. De modo que pidió a Dios: “Instrúyeme, oh Jehová, acerca de tu camino”. (Salmo 86:11.)

 David no quería tener nada que ver con ideas o filosofías mundanas. Quería ser ‘enseñado por Jehová’, como el profeta de Dios lo expresó más tarde. (Isaías 54:13.) David solo podría meditar en los nueve libros de la Biblia existentes en su tiempo. De cualquier modo, la instrucción de Jehová era preciosa para él. Nosotros hoy podemos aprovecharnos de los 66 libros de la Biblia así como de las muchas publicaciones del Reino provistas mediante “el esclavo fiel y discreto”. (Mateo 24:45.) Al igual que David, pidamos a Jehová que su espíritu nos ayude a escudriñar “las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman [...] hasta las cosas profundas de Dios”. (1 Corintios 2:9, 10.)

 La Biblia tiene la respuesta a cualquier pregunta o problema que pueda surgir en nuestra vida. “Porque todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que mediante nuestro aguante y mediante el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza.” (Romanos 15:4.) El absorber la instrucción de Jehová nos fortalecerá para aguantar dificultades, nos consolará cuando estemos deprimidos y mantendrá viva la llama de la esperanza del Reino en nuestro corazón. Disfrutemos de la lectura de la Palabra de Dios y de meditar en ella “día y noche”, pues la sabiduría bíblica “es árbol de vida a los que se asen de ella, y los que la mantienen firmemente asida han de ser llamados felices”. (Salmo 1:1-3; Proverbios 3:13-18; véase también Juan 17:3.)

 Jesús, el Hijo de Dios, también llamado “Hijo de David”, buscó siempre la instrucción de Jehová. (Mateo 9:27.) Dijo: “El Hijo no puede hacer ni una sola cosa por su propia iniciativa, sino únicamente lo que ve hacer al Padre. Porque cualesquiera cosas que Aquel hace, estas cosas también las hace el Hijo de igual manera”. “No hago nada por mi propia iniciativa; sino que hablo estas cosas así como el Padre me las enseñó.” (Juan 5:19; 8:28.) Jesús nos dejó un dechado ‘para que sigamos sus pasos con sumo cuidado y atención’. (1 Pedro 2:21.) ¡Imagínese! Si estudiamos como debió hacerlo Jesús, podremos actuar en cualquier situación como Jehová desea que lo hagamos. El camino de Jehová es siempre el correcto.

 David dice luego: “Andaré en tu verdad”. (Salmo 86:11.) Mil años más tarde Pilato preguntó al Hijo de David, Jesús: “¿Qué es la verdad?”. Pero Jesús acababa de contestar esa pregunta diciendo a Pilato: “Mi reino no es parte de este mundo”, y añadió: “Tú mismo dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio acerca de la verdad”. (Juan 18:33-38.) De este modo Jesús enseñó que la verdad se centra en el Reino Mesiánico. En realidad, el tema de la Biblia es la santificación del nombre de Jehová mediante ese Reino. (Ezequiel 38:23; Mateo 6:9, 10; Revelación 11:15.)

 ¿Qué significa andar en la verdad? Significa hacer de la esperanza del Reino lo más importante en nuestra vida. Debemos vivir la verdad del Reino. Debemos poner los intereses del Reino en primer lugar sin vacilación, valiéndonos celosamente de toda oportunidad para dar testimonio de la verdad del Reino, como lo hizo Jesús. (Mateo 6:33; Juan 18:37.) No podemos andar parte del tiempo en el camino de la verdad, rindiendo tan solo un servicio de muestra, y luego complacernos a nosotros mismos tomando otros caminos para participar en recreación excesiva, emprender una carrera que consuma mucho tiempo o ‘esclavizarnos a las Riquezas’. (Mateo 6:24.) Podríamos perdernos en uno de esos caminos laterales y nunca encontrar el modo de regresar al ‘camino estrecho que lleva a la vida’. ¡Que nunca nos apartemos de ese camino! (Mateo 7:13, 14.) Nuestro Magnífico Instructor, Jehová, nos ilumina la senda por medio de su Palabra y su organización diciendo: “‘Este es el camino. Anden en él’, en caso de que ustedes se fueran a la derecha o en caso de que se fueran a la izquierda”. (Isaías 30:21.)


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