La Biblia nombra a varios hombres y mujeres de fe que de seguro resucitarán, pero no especifica qué pasará con cada uno de los demás personajes que en ella se mencionan (Hebreos 11:1-40). En el caso de Salomón, podemos hacernos una idea de cuál fue la sentencia divina comparando lo que le sucedió a él al morir con lo que les sucedió a otras personas que murieron fieles.
Las Escrituras solo ofrecen dos posibilidades para quienes mueren: el estado temporal de inexistencia y el estado de muerte eterna. Los que son juzgados indignos de ser resucitados son echados al “Gehena”, o “el lago de fuego”, ambos símbolos bíblicos de destrucción eterna (Mateo 5:22; Marcos 9:47, 48; Revelación [Apocalipsis] 20:14). Entre estos figuran la primera pareja humana, Adán y Eva; el traidor Judas Iscariote, y algunos que fueron ejecutados por decisión judicial de Jehová, como los que perecieron en el diluvio universal y los habitantes de Sodoma y Gomorra. Las personas que resucitarán van al sepulcro común de la humanidad (Seol o Hades, en los idiomas bíblicos originales) cuando mueren. Anunciando el futuro que les espera, la Biblia dice: “El mar entregó los muertos que había en él, y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos, y fueron juzgados individualmente según sus hechos” (Revelación 20:13).
Por lo tanto, los fieles mencionados en el capítulo 11 de Hebreos se hallan en el Seol, o Hades, aguardando la resurrección. Forman parte de este grupo Abrahán, Moisés y David. Examinemos ahora lo que la Biblia dice con respecto a la muerte de estos hombres. Jehová dijo a Abrahán: “En cuanto a ti, irás a tus antepasados en paz; serás enterrado en buena vejez” (Génesis 15:15). A Moisés dijo: “¡Mira! Vas a yacer con tus antepasados” (Deuteronomio 31:16). Con respecto a David, el padre de Salomón, la Biblia informa: “Yació David con sus antepasados y fue enterrado en la Ciudad de David” (1 Reyes 2:10). De lo anterior se deduce, pues, que la expresión ‘yacer con los antepasados’ es otro modo de decir que la persona ha ido al Seol.
¿Qué le ocurrió a Salomón al morir? La Biblia responde: “Los días que Salomón había reinado en Jerusalén sobre todo Israel fueron cuarenta años. Entonces yació Salomón con sus antepasados, y fue enterrado en la Ciudad de David su padre” (1 Reyes 11:42, 43). Por ello, parece lógico concluir que Salomón está en el Seol, o Hades, de donde será resucitado.
Tal conclusión entraña la posibilidad de que se resucite a otros personajes de quienes las Escrituras dicen expresamente que ‘yacieron con sus antepasados’, entre ellos muchos de los monarcas infieles que sucedieron a Salomón. Esto no es algo inconcebible, pues “va a haber resurrección así de justos como de injustos” (Hechos 24:15). Por supuesto, solo después de que se hayan levantado “todos los que están en las tumbas conmemorativas” sabremos con certeza a quiénes se favoreció de este modo (Juan 5:28, 29). Por eso, en vez de ser dogmáticos acerca de la resurrección de ciertos individuos del pasado, es mejor esperar confiados la decisión perfecta de Jehová.
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