Juan nos proporciona una razón fundamental por la cual ‘no debemos ser parte del mundo’, al agregar: “Además, el mundo va pasando y también su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:17). “El mundo”, la sociedad humana injusta, se está acercando a su fin en la “grande tribulación”, que se aproxima rápidamente (Mateo 24:21).
Durante ese período será destruido todo vestigio de los elementos políticos, comerciales y de la religión falsa de este mundo. Por eso, ¿cómo podría uno dedicar todo su tiempo, energía y recursos a estos elementos que dentro de poco quedarán en nada? Más bien, los cristianos leales se esfuerzan principalmente por adelantar los intereses del Reino y las cosas que son duraderas, eternas. Además, mediante tal lealtad y fe el pueblo de Jehová ‘vencerá al mundo’ de la sociedad humana injusta, al igual que lo hizo Jesucristo (Juan 16:33). Sí, sobrevivirán cuando la destrucción divina le sobrevenga a este mundo, al igual que Noé y su familia sobrevivieron al Diluvio. (2 Pedro 2:5.)
Puesto que este mundo está pasando, entonces, ¿cómo deberían los cristianos considerar la participación en asuntos sociales del mundo? ¿Qué actitud deberían tener respecto a la educación, los tratos comerciales y la recreación?
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