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Sunday, March 4, 2012

Cuatro preguntas sobre el fin


JESUCRISTO habló de que en un tiempo futuro vendría el fin y describió ese momento así: “Entonces habrá gran tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder” (Mateo 24:14, 21).
 

Esta profecía, junto con otras sobre el mismo tema que aparecen en la Biblia, han hecho surgir muchas preguntas. Veamos cómo la Palabra de Dios contesta cuatro de ellas. Si lo desea, puede buscar los versículos citados en su propio ejemplar.
 

1 ¿Qué es lo que llegará a su fin?
 

La Biblia no enseña que nuestro planeta vaya a ser destruido; al contrario, asegura que nunca desaparecerá. En Salmo 104:5 se dice que Dios “ha fundado la tierra sobre sus lugares establecidos” y que “no se [la] hará tambalear hasta tiempo indefinido, ni para siempre”. Tampoco enseña que toda forma de vida vaya a desaparecer debido a un gran conflicto mundial (Isaías 45:18). Jesucristo mismo indicó que un grupo de personas sobreviviría al fin que había predicho (Mateo 24:21, 22). Entonces, ¿qué es lo que dice la Biblia que llegará a su fin?
 

Los ineficaces gobiernos humanos. Por inspiración divina, el profeta Daniel escribió: “El Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos” (Daniel 2:44).
 

La guerra y la contaminación. Hablando proféticamente sobre lo que Dios hará, el salmista dijo: “Hace cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra. Quiebra el arco y verdaderamente corta en pedazos la lanza; quema los carruajes en el fuego” (Salmo 46:9). Además, Dios promete que va a “causar la ruina de los que están arruinando la tierra” (Revelación [Apocalipsis] 11:18).
 

El crimen y la injusticia. La Palabra de Dios hace la siguiente promesa: “Los rectos son los que residirán en la tierra, y los exentos de culpa son los que quedarán en ella. En cuanto a los inicuos, serán cortados de la mismísima tierra; y en cuanto a los traicioneros, serán arrancados de ella” (Proverbios 2:21, 22).
 

2 ¿Cuándo llegará el fin?
 

Es cierto que Dios tiene un “tiempo señalado” para destruir a los malvados y para establecer su gobierno en la Tierra (Marcos 13:33). Sin embargo, nadie puede calcular exactamente cuándo será. “Respecto a aquel día y hora nadie sabe —explicó Jesús—, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino solo el Padre.” (Mateo 24:36.) Aun así, Jesús y algunos de sus discípulos describieron cómo sería la situación en la Tierra poco antes de que llegara el fin. Por tanto, cuando todos los sucesos que predijeron se cumplan al mismo tiempo y a escala mundial, sabremos que el fin es inminente. ¿Cuáles son algunos de esos sucesos?
 

Desastres naturales e inestabilidad política y social sin precedentes. En cierta ocasión, los discípulos le preguntaron a Jesús cómo identificar el tiempo del fin. Él respondió: “Se levantará nación contra nación y reino contra reino, habrá terremotos en un lugar tras otro, habrá escaseces de alimento. Estos son principio de dolores de angustia” (Marcos 13:8). El apóstol Pablo dio más detalles: “En los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin autodominio, feroces, sin amor del bien, traicioneros, testarudos, hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios” (2 Timoteo 3:1-5).
 

Una campaña mundial de predicación en cientos de idiomas. Jesús predijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14).
 

3 ¿Qué pasará después?
 

Las Escrituras no enseñan que todos los buenos serán arrebatados al cielo y vivirán eternamente en la gloria celestial. Al contrario, Dios creó a los seres humanos para que siempre vivieran en la Tierra, y Jesús indicó que este propósito se hará realidad: “Felices son los de genio apacible, puesto que ellos heredarán la tierra” (Mateo 5:5; 6:9, 10). ¿Y qué será de los que mueran antes de que llegue el fin? La Biblia promete que serán resucitados (Job 14:14, 15; Juan 5:28, 29). ¿Qué pasará entonces?
 

Jesús gobernará desde el cielo como rey del Reino de Dios. El profeta Daniel escribió: “Seguí contemplando en las visiones de la noche, y, ¡pues vea!, con las nubes de los cielos sucedía que venía alguien como un hijo del hombre [Jesús resucitado]; y al Anciano de Días [Jehová Dios] obtuvo acceso, y lo presentaron cerca, aun delante, de Aquel. Y a él [Jesús] fueron dados gobernación y dignidad y reino, para que los pueblos, grupos nacionales y lenguajes todos le sirvieran aun a él. Su gobernación es una gobernación de duración indefinida que no pasará, y su reino uno que no será reducido a ruinas” (Daniel 7:13, 14; Lucas 1:31, 32; Juan 3:13-16).
 

Las personas disfrutarán de salud, seguridad y vida eterna. En palabras del profeta Isaías, “edificarán casas, y las ocuparán; y ciertamente plantarán viñas y comerán su fruto. No edificarán y otro lo ocupará; no plantarán y otro lo comerá” (Isaías 65:21-23). Acerca de ese tiempo, el apóstol Juan predijo: “La tienda de Dios está con la humanidad, y él residirá con ellos, y ellos serán sus pueblos. Y Dios mismo estará con ellos. Y limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado” (Revelación 21:3, 4).
 

4 ¿Qué hay que hacer para sobrevivir?
 

El apóstol Pedro reconoció que algunos de los que vivieran en esos días cruciales se burlarían de la posibilidad de que Dios interviniera y pusiera fin a la maldad en la Tierra (2 Pedro 3:3, 4). Así y todo, exhortó a quienes vivieran en ese tiempo a hacer lo siguiente:
 

Aprender del pasado. Como bien explicó Pedro, Dios “no se contuvo de castigar a un mundo antiguo, sino que guardó en seguridad a Noé, predicador de justicia, con otras siete personas cuando trajo un diluvio sobre un mundo de gente impía” (2 Pedro 2:5). Y con respecto a los que se burlaran, añadió: “Conforme al deseo de ellos, este hecho se les escapa, que hubo cielos desde lo antiguo, y una tierra mantenida compactamente fuera de agua y en medio de agua por la palabra de Dios; y por aquellos medios el mundo de aquel tiempo sufrió destrucción cuando fue anegado en agua. Pero por la misma palabra los cielos y la tierra que existen ahora están guardados para fuego y están en reserva para el día del juicio y de la destrucción de los hombres impíos” (2 Pedro 3:5-7).
 

Obedecer las normas divinas. Pedro advirtió que quienes deseen sobrevivir tendrán que realizar “actos santos de conducta y hechos de devoción piadosa” (2 Pedro 3:11). Al hablar de “conducta” y “hechos”, indicó que, para salvarse, no bastará con afirmar que se tiene fe o con intentar agradar a Dios en el último momento.


[Notas]

Aquí Pedro alude a la Tierra en sentido figurado. Otros escritores bíblicos hicieron lo mismo. Moisés, por ejemplo, dijo: “Toda la tierra continuaba siendo de un solo lenguaje” (Génesis 11:1). Al decir que “toda la tierra” hablaba “un solo lenguaje”, es obvio que se refería a la gente, y no al planeta Tierra. Del mismo modo, Pedro se refería a la destrucción de las personas que no sirven a Dios, y no a una destrucción literal del planeta.



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