“Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra.” (MAT. 6:10.)
EN EL Sermón del Monte, Jesucristo incluyó una oración modelo para sus discípulos que resume así su principal enseñanza: “Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra” (Mat. 6:9-13). Jesús viajó “de ciudad en ciudad y de aldea en aldea, predicando y declarando las buenas nuevas del reino de Dios” (Luc. 8:1). Y les mandó a sus discípulos que siguieran “buscando primero el reino y la justicia de Dios” (Mat. 6:33). Al estudiar este artículo, busquemos maneras de usar la información en nuestro ministerio. Pensemos, por ejemplo, en cómo contestaríamos las siguientes preguntas: ¿Cuánta importancia tiene el mensaje del Reino? ¿Por qué necesita la humanidad que se la libere? ¿Y cómo nos liberará el Reino de Dios?
Jesús predijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mat. 24:14). El mensaje del Reino de Dios es muy importante; es el más importante que pueda haber. Esta es una buena noticia, pues significa que mediante este gobierno Dios va a tomar pleno control del planeta. Bajo el Reino, la voluntad de Jehová se hará en la Tierra tal como se hace en el cielo.
¿Qué hará Jehová por los seres humanos cuando su voluntad se efectúe en la Tierra? “Limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor.” (Rev. 21:4.) Nadie enfermará ni morirá debido al pecado heredado y la imperfección. Los muertos que están en la memoria de Dios tendrán la oportunidad de vivir para siempre, ya que la Biblia promete: “Va a haber resurrección así de justos como de injustos” (Hech. 24:15). Desaparecerán las guerras, las enfermedades y el hambre, y el planeta se transformará en un paraíso. Hasta los animales que hoy son peligrosos vivirán en paz con el hombre y entre sí (Sal. 46:9; 72:16; Isa. 11:6-9; 33:24; Luc. 23:43).
En vista de tan maravillosas condiciones, no sorprende que una profecía bíblica se refiera a la vida bajo el Reino en estos términos tan alentadores: “Los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz”. Pero ¿qué les pasará a quienes causan problemas? La profecía señala: “Solo un poco más de tiempo, y el inicuo ya no será”. Únicamente ‘los que esperan en Jehová poseerán la tierra’ (Sal. 37:9-11).
No obstante, para que todo esto suceda, debe desaparecer este mundo con sus divisivos sistemas políticos, religiosos y económicos. Y de eso precisamente se encargará el Reino de Dios. El profeta Daniel predijo por inspiración: “En los días de aquellos reyes [los gobiernos actuales] el Dios del cielo establecerá un reino [celestial] que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos” (Dan. 2:44). Entonces habrá “nuevos cielos” (el nuevo gobierno celestial de Dios) que reinarán sobre “una nueva tierra” (la nueva sociedad terrestre) y “en estos la justicia habrá de morar” (2 Ped. 3:13).
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